Will Smith y Jada Pinkett Smith convierten el concepto de matrimonio en un arte abstracto. Veintisiete años después de decir "sí" en una ceremonia íntima en 1997, la pareja navega aguas que ningún manual de relaciones podría cartografiar: llevan nueve años viviendo en residencias separadas —ella en una propiedad cercana a su mansión de $42 millones en Calabasas— pero insisten en que no hay divorcio a la vista . "Llámalo como quieras", zanja una fuente cercana a la pareja en declaraciones a People, mientras otra añade: "Cada uno tiene su propio espacio, pero no han roto sus lazos" . Este modelo poco convencional, que algunos tildan de "pareja abierta" y otros de "acuerdo singular", ha sobrevivido a infidelidades confesadas, bofetadas oscarizadas y la presión de ser el espejo distorsionado del amor perfecto hollywoodense.
El punto de inflexión llegó en 2022, cuando Smith abofeteó a Chris Rock en los Oscar por una broma sobre la alopecia de Jada. Paradójicamente, ese acto de violencia —condenado globalmente— reforzó su vínculo. "No entré allí como su esposa, pero salí como su esposa", confesó Pinkett Smith al Daily Mail. "Después de años preguntándome si debía dejarlo, esa bofetada me hizo ver que nunca lo haría". La revelación era aún más sorprendente si se considera que, según admitió ella en 2023, llevaban separados desde 2016 —aunque el divorcio legal nunca se materializó— . El "entanglement" de Jada con el cantante August Alsina en 2020 (que ella defendió como una relación durante su separación) y las insinuaciones de Will sobre sus propias infidelidades en su memoir Will añadieron capas de complejidad a un relato que parece extraído de un culebrón de televisión .
Las apariciones públicas siguen siendo estratégicas. En mayo de 2024, Jada apoyó a Will en el estreno de Bad Boys: Ride or Die, rodeados de sus hijos Jaden, Willow y Trey (este último fruto del primer matrimonio de Smith) . Pero la imagen más elocuente de su dinámica llegó en septiembre de 2025: fotografiados riendo en Nobu Malibú, él con polo blanco y amarillo, ella con vestido beige y gafas de sol, compartiendo un almuerzo que terminó con un paseo en Lamborghini blanco . La escena —su primera aparición juntos en 10 meses— desmintió rumores de divorcio impulsados por la venta de una de sus propiedades en Woodland Hills por $2 millones . "Siguen encontrando su propia felicidad", resumió ¡HOLA! al documentar el encuentro .
El apoyo familiar parece clave. Sheree Zampino, primera esposa de Will, aparece en fotografías familiares junto a Jada y los hijos de ambos, mostrando una complicidad inusual . "Al principio no entendía la dinámica de un matrimonio previo", admitió Jada en 2022. "No se trata solo de aceptar a un hijo, sino también a su madre" . Smith, por su parte, ha destacado la "vulnerabilidad y transparencia" como pilares de su relación con sus hijos .
Mientras, la sombra de nuevos escándalos ronda: en febrero de 2025, el actor protagonizó un polémico dueto con la cantante española India Martínez en Premio Lo Nuestro, donde los roces y abrazos sugirieron una química que encendió redes sociales . Martínez luego publicó un carrusel de fotos hand in hand con Smith, agradeciéndole por "permitirme vivir momentos increíbles" . Ni Will ni Jada han comentado el incidente, pero la publicación de una foto familiar horas después fue interpretada como un mensaje de unidad .
¿Qué define entonces este matrimonio? Quizás las palabras de Jada en sus memorias Worthy: "No fue un divorcio legal, pero sí emocional" . O la reflexión de Will en el Grammy Museum 2024: "Estoy descubriendo una relación diferente al decirles a mis hijos: 'No sé, soy su compañero en esto'" . Un rompecabezas donde el amor, la lealtad y la libertad personal se mezclan en dosis que solo ellos comprenden, desafiando las etiquetas en una industria obsesionada con los finales felices.
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