Kerly Ruiz enfrenta un desafío inesperado en su rol de madre: cada preparación de lonchera escolar se convierte en una batalla perdida. La presentadora confesó que su hija diariamente "no se comía lo que yo le metía", regalando las loncheras con verduras a su mejor amiga para unirse a la fila de la cantina. La situación escaló cuando la dueña del quiosco le alertó: "Mire, su hija hace la fila para comer dulces".
Con su característico humor, Kerly analizó el fracaso de su estrategia: "Yo le meto brócoli, apio, zanahoria... ¡claro, con razón se lo da a otra!". La comunicadora, autodenominada "la cuerva" por su estilo vibrante, reconoció la ironía: mientras ella promueve alimentación sana, su hija exige "comer con sazón sabroso". Esta contradicción la lleva a vivir "un dolor de cabeza todas las noches pensar qué le voy a meter: el juguito, el sanduchito".
Mientras ajusta su táctica, Ruiz se sincera sobre el aprendizaje: "Ay sí, pero una vaina, espérense pueblos". La presentadora transforma su frustración en un mensaje solidario: la alimentación infantil es un reto colectivo que requiere paciencia y dosis de humor, incluso para figuras públicas acostumbradas a resolver problemas en cámara.
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