Cazzu convirtió un encuentro con medios en Argentina en tendencia global al reaccionar sin filtros ante preguntas sobre su expareja Christian Nodal y su actual esposa Ángela Aguilar. Interceptada por reporteros que lanzaron: "¿Qué opinás de la relación entre Nodal y Ángela?", la rapera estalló: "¡Qué pregunta de mie*!"antes de retirarse visiblemente alterada. La escena, viralizada en segundos, desató debates entre quienes defienden su derecho a la intimidad y quienes exigen compostura a figuras públicas.
Este episodio marca el último capítulo de una saga mediática que persiste desde su ruptura en 2024, agravada por rumores de infidelidad y el posterior matrimonio relámpago de Nodal. La cantante de Mucha data demostró que, pese al tiempo transcurrido, las heridas emocionales siguen latentes cuando se viola su espacio personal.
¿Qué desató la ira de la "Jefa del Trap"?
La paciencia de Cazzu colapsó cuando los reporteros profundizaron en temas sensibles: "¿Superaste la infidelidad de Nodal?", "¿Te fue infiel?" e incluso indagaron sobre "el 'hate' de tus fans hacia él". Tras evadir inicialmente con ironía ("No tengo idea, investiguen por otro lado"), explotó al calificar las preguntas como irrelevantes: "¿Hay alguna pregunta que valga la pena responder? [...] ¡Qué pesado, qué pesado!".
Su reacción refleja el agotamiento ante un tema que considera cerrado, especialmente tras aclarar previamente que su ruptura con Nodal "terminó de la noche a la mañana" y que afectó a su hija Inti: "Se rompió más que un corazón [...] no todos los involucrados eran adultos". Este recordatorio contrasta con la versión de Aguilar de que "ningún corazón se rompió".
Aunque Cazzu ha evitado comentar públicamente a la nueva pareja, sus redes sociales han insinuado nostalgia y dolor residual. Como madre de la hija de Nodal, la presión mediática intensifica su vulnerabilidad, convirtiendo cada aparición en un campo minado emocional. El incidente revela que, pese a su reserva, la artista aún lidia con las secuelas de una separación marcada por polémicas y especulaciones públicas.
Su grito "¡Qué pregunta de mie**!"* simboliza más que enojo: es un límite ante la obsesión por revivir un capítulo doloroso. Al alejarse de los reflectores, reafirma su derecho a proteger su salud emocional y el bienestar de su familia, especialmente de su pequeña hija.
Con este episodio, Cazzu dibuja una línea roja: no será el punching bag mediático de una historia que merece archivarse. Su mensaje final es claro: el respeto a su proceso personal no es negociable, aunque el mundo del espectáculo insista en revivir fantasmas.
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