Emely Barile soñaba con ser Miss Venezuela, pero convirtió su postulación en un show público con videos, declaraciones emocionales y hasta reflexiones motivacionales, sin embargo, la estrategia le salió al revés. En lugar de convencer a la organización, su exhibicionismo le costó caro pues no fue seleccionada.
“Todo el mundo me decía que no lo hiciera, que no lo mostrara, pero igual lo hice porque quería inspirar”, contó en Shirley Radio, y continuó: “El día que no me llamaron, lloré. Sentí que todo el mundo se burlaba”.
Altura justa, expectativas altas y frustración pública
Barile mide 1,69 y sabe que en el mundo de los concursos ese detalle importa. Aun así, apostó por la visibilidad, convencida de que el “mensaje” iba a pesar más que los centímetros. “Me decían que no era lo suficientemente alta… pero igual lo intenté”, confesó.
En lugar de concentrarse en su preparación, Emely convirtió el proceso en contenido para sus seguidores, hablaba de lo que comía, cómo entrenaba, hasta de su ansiedad. Pero cuando no quedó, no hubo discursos empoderadores: hubo llanto, enojo y mucha decepción. “No sé por qué no me eligieron”, dijo, sugiriendo teorías sin pruebas.
Barile también aprovechó la entrevista para hablar de su pasado con la depresión, la ansiedad y las críticas. Pero para muchos oyentes, el relato ya suena repetido de otra influencer que dice sentirse atacada cuando la realidad no cumple sus expectativas.
“He compartido todo mi proceso, y claro que me duele el rechazo… pero esto también me ayudó a crecer”
Emely dice estar “agradecida” y “espiritualmente más fuerte”, pero no descarta volver a postularse en el futuro. Mientras tanto, sigue presente en redes, esta vez sin la corona, pero con más seguidores.
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