La viralización de un momento incómodo durante el concierto de Coldplay en el Gillette Stadium de Foxborough (Massachusetts) el pasado 16 de julio desencadenó una serie de eventos que culminaron en divorcios, renuncias y una reflexión global sobre la privacidad en la era digital. Andrew Cabot, esposo de Kristin Cabot —la mujer captada en pantalla gigante junto a su entonces jefe, Andy Byron— da sus primeras declaraciones para aclarar que el divorcio estaba en proceso desde mucho antes que ocurriera el escándalo. La declaración, publicada inicialmente por People Magazine, busca poner fin a la especulación mediática que durante semanas señaló el incidente como el detonante de la ruptura.
El momento clave ocurrió cuando la "kiss cam" de Coldplay enfocó a Kristin Cabot, directora de recursos humanos de Astronomer, y a Andy Byron, CEO de la misma empresa, en un abrazo íntimo que inmediatamente generó reacciones en el estadio. Al percatarse de que estaban en pantalla, ambos intentaron esconderse: ella cubriéndose el rostro y él agachándose fuera de cuadro. Chris Martin, vocalista de la banda, no pudo evitar bromear al respecto: "Oh, miren a estos dos. Están bien... ¿Qué? O están teniendo una aventura o son muy tímidos". El comentario, capturado en videos que acumularon más de 130 millones de vistas en TikTok, incendió las redes sociales y convirtió a los ejecutivos en trending topic global.
La consecuencia laboral no se hizo esperar. Astronomer, una empresa de datos hasta entonces poco conocida, emitió un comunicado afirmando que sus "líderes deben establecer el estándar de conducta y responsabilidad" y que ese estándar no se cumplió. Tanto Byron como Kristin Cabot renunciaron a sus cargos días después del escándalo, según confirmó el CEO interino Pete DeJoy en LinkedIn. La empresa incluso contrató a Gwyneth Paltrow, exesposa de Martin, para un anuncio satírico que aprovechaba la atención mediática.
El divorcio de los Cabot se formalizó el 13 de agosto en un tribunal de Portsmouth (New Hampshire), con una audiencia programada para el 26 de noviembre . Andrew Cabot, CEO de Privateer Rum, pidió a través de su portavoz que se respete la privacidad de su familia y no ofrecerá más declaraciones públicas. Curiosamente, Julia Byron —exesposa de Andrew— reveló al Daily Mail que él le había confirmado la separación horas después del incidente: "Su vida ya no tiene nada que ver conmigo".
El caso generó un debate ético sobre la cultura de la cancelación y la privacidad. Kat Rosenfield, escritora de The Free Press, criticó la "diversión desenfrenada y vicious" con que internet destruyó vidas, mientras la usuaria Grace Springer —quien subió el video original— admitió en el programa This Morning que "casi no lo publica" pero luego justificó su acción con el dicho "juegos estúpidos, premios estúpidos".
Meses después, el episodio sigue simbolizando cómo un instante de indiscreción puede alterar destinos personales y profesionales, todo amplificado por la maquinaria digital que convierte la vergüenza privada en espectáculo público.
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