La marca imborrable de “El Chapo” en Kate del Castillo: años de silencio, miedo y puertas cerradas

La actriz narra cómo su reunión con Joaquín Guzmán en 2015 desencadenó una etapa de incertidumbre legal, aislamiento y parálisis en su carrera hasta que pudo regresar al país

Jueves, 18 de septiembre de 2025 a las 10:40 am
La marca imborrable de “El Chapo” en Kate del Castillo: años de silencio, miedo y puertas cerradas

La actriz mexicana Kate del Castillo rompió su silencio y detalló las consecuencias personales, profesionales y legales que vivió tras su polémico encuentro con Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2015.

En una entrevista, relató cómo fue objeto de vigilancia por parte de la DEA, cómo quedó durante años sin trabajar ni poder regresar a México, y el permanente temor de ser arrestada en cualquier momento. 

Reunión clave y origen de las repercusiones

En 2015, Kate del Castillo viajó a la sierra sinaloense para encontrarse con Joaquín “El Chapo” Guzmán, como parte de una propuesta para desarrollar una película basada en sus memorias. Lo que comenzó como un proyecto creativo se tornó en un escándalo mediático tras la fuga de Guzmán, lo que cambió radicalmente las circunstancias. 

Vigilancia, temor y paralización profesional

Tras hacerse pública la reunión, Del Castillo afirma que fue vigilada por la Drug Enforcement Administration (DEA). Relata que en varios momentos sintió que podría ser detenida sin previo aviso, situación que le generó gran incertidumbre. “No sabíamos si me iban a arrestar o no”, aseguró. Como resultado, permaneció sin trabajar entre dos y tres años no por falta de talento, sino por el temor que generaba su nombre entre productoras y aseguradoras. 

Impedimento de volver a México y costo emocional

Durante ese lapso conflictivo, Del Castillo cuenta que no pudo visitar su país natal y que el impacto emocional fue profundo. Se sintió aislada, con proyectos detenidos, con ofertas bloqueadas por miedo a repercusiones legales. Describe la experiencia como “lo peor del mundo”, aunque también reconoce que la vivencia fue única y algo que siempre llevará consigo. 

Aunque la película nunca se concretó y muchos vínculos se rompieron, la actriz insiste en que su intención fue profesional y artística, y no tenía intención de infringir la ley. También subraya que ese capítulo cambió su forma de ver la fama, la responsabilidad pública y el precio de los escándalos mediáticos. Hoy, nueve años después, ve la experiencia como algo irrepetible: tanto un aprendizaje como una herida. 

 

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