Laura Bozzo se autodefine como "transgresora desde que nací" en el documental dirigido por Luis Ara para ViX. La producción explora sus orígenes privilegiados en Perú, contrastando con su imagen televisiva vinculada a clases populares. "Nunca me dejé guiar por las reglas de la sociedad... era una pequeña salvaje", confiesa la presentadora desde su residencia en Acapulco.
El documental no esquiva sus polémicas legales: tres años de arresto domiciliario en Perú por peculado, seguidos de acusaciones de fraude fiscal y ficha Interpol en México. Bozzo admite: "Si soy muy buena ayudando a los demás, muy mala ayudándome a mí misma". Pese a todo, recalca que "lo que no mata engorda", filosofía que define su resiliencia. Su reinvención mexicana y retorno a pantallas convierten el relato en un testimonio de supervivencia.
La máscara detrás del dolor
Bozzo revela su batalla contra la depresión durante su arresto, separada de sus hijas: "Me puse una máscara de agresividad para no mostrar el dolor". Su preocupación por la salud mental juvenil la lleva a compartir su experiencia como esperanza: "Sí se puede lograr, mantener la fe por más terribles que sean los momentos". Esta vulnerabilidad humaniza a una figura tradicionalmente polémica, mostrando capítulos inéditos de su vida privada.
La devoción por la Virgen de Guadalupe —heredada de su padre— emerge como pilar emocional: "Tengo dos medallas acá, esas son dos veces que me salvó la vida". Crítica la televisión tradicional por su "crisis muy fuerte" y apuesta por plataformas digitales: con 2.5M en TikTok y vídeos de 60M de vistas, se autodenomina "reina de los memes". Proyecta nuevos formatos para streaming, reafirmando su vigencia en el entretenimiento.
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