Bad Bunny, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio, ha trascendido el ámbito musical para erigirse como un visionario empresarial. A sus 31 años, el artista no solo domina las listas de streaming con más de 44.7 millones de reproducciones mensuales en Spotify, sino que ha construido un imperio económico valorado en $18 millones de dólares, según estimaciones de Celebrity Net Worth. Su estrategia se basa en inversiones diversificadas que reflejan sus pasiones y su compromiso con sus raíces puertorriqueñas.
El imperio de Benito
En el mundo de la moda, Bad Bunny ha sellado colaboraciones multimillonarias con marcas globales. Su asociación con Adidas, iniciada en 2021, incluye 14 diseños exclusivos como el exitoso "Paso Fino", que se agotó en horas. Además, ha protagonizado campañas para Gucci junto a Kendall Jenner, promocionando la maleta Savoy, y trabajó con Jacquemus en la línea Le Splash, consolidando su influencia en la alta costura. Su estilo excéntrico también impulsó una línea de Crocs con orejas de conejo, agotada en su lanzamiento.
La gastronomía es otra de sus apuestas. En 2022, adquirió una participación en Gekkō, un restaurante de lujo en Miami especializado en cortes japoneses, en sociedad con el empresario David Grutman. Este proyecto fusiona alta cocina con experiencias sensoriales.
El deporte ocupa un lugar central en su portafolio. En 2021, se convirtió en copropietario de los Cangrejeros de Santurce, equipo de baloncesto de Puerto Rico, y fundó Rimas Sports, una agencia que representa a atletas emergentes locales. Mediante estas iniciativas, Bad Bunny impulsa el talento puertorriqueño y fortalece su vínculo con la comunidad.
Su cartera de bienes raíces incluye propiedades de lujo en Miami, Los Ángeles, Nueva York y Puerto Rico. En 2023, adquirió una mansión en Hollywood Hills por $9 millones de dólares y alquila un ático en West Chelsea, Nueva York, por $150,000 mensuales. Además, compró una propiedad en Los Ángeles por $7.5 millones de euros que perteneció a Ariana Grande.
La filantropía es otro pilar clave. En 2018, creó la Good Bunny Foundation, organización sin fines de lucro que apoya oportunidades artísticas y deportivas para niños en Puerto Rico. Recientemente, donó ingresos de alquileres de su tráiler de giras a esta fundación.
Bad Bunny también incursiona en cine y entretenimiento, con actuaciones en "Happy Gilmore 2" , "Bullet Train" y recientemente en “Caught stealing”, y una colaboración con la WWE que lo llevó al videojuego oficial de la liga en 2023. Sus contratos con marcas como Cheetos, Corona y Crocs complementan sus ingresos, cobrando hasta $1.3 millones por show privado.
Este entramado empresarial refleja su filosofía: "Estoy en este punto para mostrarle al mundo quién soy y lo que es mi cultura". Bad Bunny ha transformado su fama en un ecosistema de negocios que prioriza la autenticidad y el impacto social, demostrando que su visión va más allá de la música.
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