Las redadas ICE están generando una crisis silenciosa en el corazón agrícola de Estados Unidos.
Productores de leche, frutas y verduras reportan una disminución crítica de mano de obra, lo que no solo afecta la producción, sino que amenaza con trasladar el impacto directo al consumidor final, reseña La Opinión de Los Ángeles.
Aunque algunos agricultores aseguran que podrían contratar a estadounidenses para ciertos trabajos de temporada, coinciden en que no es suficiente.
Más del 70% de los trabajadores agrícolas son inmigrantes, según la Reserva Federal de Kansas City, y entre un 40% y 50% de ellos no cuentan con documentación regular.
Evitan ir al trabajo
Con la intensificación de las operaciones de Inmigración y Control de Aduanas, muchos trabajadores —incluso aquellos con permisos— evitan presentarse por temor a ser detenidos.
Granjeros en estados como California, Nueva York, Wisconsin y Florida ya sienten las consecuencias. Hans Breitenmoser, propietario de una granja lechera en Wisconsin, lo resume sin rodeos: “Sin inmigrantes, mi granja no funcionaría”.
La Federación Nacional de Productores de Leche advierte que los precios podrían casi duplicarse si continúa la pérdida de mano de obra extranjera.
Mientras la administración Trump y sus aliados endurecen las medidas, no existe un plan claro para reemplazar a estos trabajadores esenciales.
Reactivar programas
En Fox News, algunos comentaristas han propuesto reactivar programas de trabajo para jóvenes durante el verano o incluso subsidiar la mano de obra con fondos públicos, pero estas ideas no se han traducido en propuestas concretas.
La creciente incertidumbre migratoria no solo golpea a los trabajadores y sus familias, sino que sacude a las comunidades rurales y pone en jaque la seguridad alimentaria del país.
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