El lanzador dominicano brilló brevemente en las Grandes Ligas con los Texas Rangers. En la cima de su carrera, llegó a ganar hasta 32 mil dólares cada 15 días. Su éxito lo convirtió en una inspiración para muchos jóvenes de su comunidad que soñaban con el béisbol.
Sin embargo, el destino de su carrera dio un giro inesperado que lo llevó a un oscuro camino. Juan Domínguez sufrió una grave lesión en el tobillo, mientras jugaba en las ligas menores con los Atléticos de Oakland, fue el golpe físico que desmoronó su carrera.
Ese mismo golpe físico coincidió con una pérdida devastadora para él, la muerte de su madre. Afectado emocionalmente y sin el apoyo ni la estabilidad que tenía antes, Domínguez cayó en una profunda depresión que lo llevó a tomar malas decisiones.
Con el tiempo, el exlanzador se sumergió en el consumo de drogas y alcohol. Sus años de gloria quedaron atrás y su entorno se deterioró progresivamente, alejándose del mundo que alguna vez lo vio brillar.
Hoy, vive en condiciones muy precarias en Mao, provincia Valverde, en una humilde vivienda sin baño ni comodidades básicas. El contraste entre su pasado y su presente es un testimonio estremecedor de lo rápido que puede cambiar la vida de una estrella.
A pesar de todo, Juan Domínguez no ha perdido la esperanza y ha reconocido sus errores con humildad. Ha pedido ayuda públicamente para entrar a un centro de rehabilitación y su meta es recuperarse para volver a estar vinculado al béisbol, ya sea como entrenador o guía para los jóvenes talentos de su comunidad.
Visite nuestra sección de Deportes.
Mantente informado en nuestros canales de WhatsApp, Telegram y YouTube.