Siete años de frustraciones en territorio fronterizo llegaron a su fin. En un Clásico Nacional cargado de dramatismo, remontadas y goles de infarto, el Caracas Fútbol Club venció al Deportivo Táchira 2-3 en el Polideportivo de Pueblo Nuevo, en un partido que pasará a la historia de la Liga FUTVE.
El triunfo, sellado en el último suspiro del encuentro, no solo le otorga al Caracas tres puntos vitales en el Cuadrangular Final, sino que también rompe la larga sequía de victorias en la casa de su archirrival, reafirmando el apodo de los "Rojos del Ávila" como símbolo de resistencia y garra capitalina.
El partido comenzó eléctrico y con la intensidad que solo el Clásico puede ofrecer. La apertura del marcador llegó a través de la vía penal, cuando al minuto 22, el Caracas FC se adelantó gracias a la ejecución impecable de Jeriel De Santis, quien mantuvo la calma ante la presión de la afición aurinegra. Sin embargo, la respuesta del Táchira fue inmediata. Apenas seis minutos después, al Minuto 28, el capitán Maurice Cova igualó las acciones, desatando la euforia en Pueblo Nuevo con un potente remate que devolvía la paridad al marcador.
La segunda mitad fue una montaña rusa de emociones que reescribió el guion. El hombre clave de la noche fue el mediocampista José Hernández Chávez, quien se erigió como la figura y el MVP del compromiso. Al Minuto 63, Hernández Chávez puso el 1-2 con una jugada individual espectacular, demostrando su valía y devolviéndole la ventaja al conjunto capitalino con una definición precisa. Pero el drama continuó: al Minuto 74, el Táchira se negó a morir. Una falta dentro del área forzó un nuevo penal, que fue convertido con frialdad por Adalberto Peñaranda, poniendo el 2-2 en el marcador y pareciendo sellar un empate inminente.
Cuando el cronómetro marcaba el tiempo de reposición y la afición ya daba por terminado el empate, la historia se inclinó definitivamente del lado avileño. En el Minuto 94, una última y desesperada arremetida del Caracas terminó con el lateral Daniel Rivillo encontrando un balón suelto en el área. Su disparo, cargado de rabia y siete años de espera, se coló en la portería, desatando el júbilo en el banquillo y un silencio atronador en el templo tachirense. El pitazo final confirmó el 2-3 definitivo, sellando una de las victorias más celebradas por el Caracas FC en la última década y permitiéndoles respirar en el Cuadrangular Final de la Liga FUTVE.
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