El regreso a clases presenta un desafío para las familias venezolanas, sobre todo para tener ideas de cómo preparar una lonchera nutritiva y atractiva.
Expertos en nutrición y educadores ofrecen recomendaciones prácticas y económicas, demostrando que una alimentación escolar balanceada no tiene por qué ser costosa.
Muchas veces, por falta de tiempo y por buscar lo fácil, ignoramos la importancia de una buena alimentación en los primeros años del menor, lo cual no es sinónimo necesariamente de nutritivo.
Sin embargo, para velar por la salud de los niños, no se debe dejar que salgan a estudiar sin desayunar.
Nutrir con creatividad
El nuevo año escolar ha comenzado y con él, el reto diario de la lonchera, por lo que muchos padres se preguntan cómo pueden enviar a sus hijos con alimentos que, además de ser sanos, no afecten el bolsillo.
Según nutricionistas y docentes consultados, está en la planificación, creatividad y en el uso de productos locales.
"Olvidar los empaquetados y procesados, apostar por lo natural", explica la maestra del colegio privado Arrias en Propatria, Ingrid.
La lonchera no debe ser un plato principal, sino un complemento a las comidas que el niño hace en casa, explica.
Tres componentes clave
Los especialistas coinciden en que una lonchera ideal debe tener tres componentes básicos: un carbohidrato, una proteína y una fruta o vegetal.
La combinación de estos grupos de alimentos asegura que el niño reciba la energía y nutrientes esenciales para su desarrollo.
- Frutas y vegetales que estén disponibles en todo el año como plátano, naranja, guayaba, lechosa, zanahoria y pepinos cortados.
"En lugar de enviar un jugo procesado, que tiene altos niveles de azúcar, recomiendo enviar la fruta entera o picada. Los niños se benefician de la fibra y las vitaminas que solo encuentran en la fruta natural", comenta la educadora.
- Proteínas como el huevo sancochado, el queso blanco combinado con pan o arepa, el atún enlatado es otra fuente de proteína para el desarrollo.
- Carbohidratos como arepas con ralladura de zanahoria u hojuelas de avena, las galletas de soda o galletas de avena y que se evitan los azúcares refinados.
La maestra de preescolar, Carmen Osorio, ha visto de todo en las meriendas de sus alumnos. "Nos damos cuenta cuando una lonchera está preparada con amor y creatividad. Los niños que comen bien están más concentrados, menos irritables y participan más en clase".
"Es mejor preguntarles qué quieren comer y, dentro de las opciones saludables, darles a elegir. Si un niño ve que su lonchera es atractiva, la va a disfrutar más", comenta.
Ambas educadoras coinciden en que la lonchera es un vehículo para enseñar buenos hábitos alimenticios; la creatividad e inclusión de alimentos frescos y locales son las claves para garantizar que los niños no solo estén bien alimentados, sino que aprendan a valorar la comida casera y nutritiva desde pequeños.
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