La inflación en Estados Unidos continúa presionando el bolsillo de los consumidores, especialmente en los supermercados, donde los precios de productos esenciales como la carne de res, el café, los cereales y las frutas registran aumentos históricos.
Según un análisis de The Wall Street Journal, la subida sostenida de los precios ha modificado profundamente los hábitos de compra de millones de estadounidenses, que ahora priorizan el ahorro, buscan descuentos y ajustan sus dietas ante el encarecimiento de los productos básicos.
El costo de la carne de res se ha disparado, con cortes premium como el rib-eye alcanzando los 32,99 dólares la libra (72,75 dólares el kilo), mientras que la carne molida subió 12,8 % y el café 20,9 % en los últimos doce meses.
Incluso los productos más modestos, como los plátanos, registraron aumentos del 6,6 %, según cifras del Departamento de Trabajo.
El café molido, que se vende a casi 8,87 dólares la libra, simboliza el impacto más visible del alza, obligando a los consumidores a adaptar su rutina alimentaria y a repensar cada gasto en el supermercado.
Qué productos son los más afectados y cómo están cambiando los hábitos
Entre los alimentos más golpeados destacan la carne de res, el café, los plátanos, los lácteos y los cereales, cuyos precios han alcanzado máximos no vistos en más de una década.
Esto ha generado un cambio tangible en la mesa de los estadounidenses. Familias y compradores frecuentes han comenzado a sustituir productos premium por alternativas más económicas o proteínas vegetales.
Steve Smith, un ex policía de Colorado, aseguró que ahora opta por carne molida, camarones y quinoa, mientras considera volver a la caza para reducir gastos.
La tendencia se repite en otros estados. En California, la enfermera Christina Duong busca descuentos en mercados étnicos y tiendas especializadas, y señala que “solo el pollo rostizado de Costco mantiene su precio desde 2009”.
Este tipo de testimonios reflejan una nueva mentalidad de ahorro, impulsada por una inflación que no da tregua.
La posición de los ejecutivos de algunas marcas
Ejecutivos del sector como Susan Morris, de Albertsons, y Brendan Foley, de McCormick, confirman que los clientes ahora compran menos, eligen tamaños pequeños, usan más cupones y cocinan en casa con mayor frecuencia.
El CEO de Mondelez, Dirk Van de Put, subrayó que los consumidores no aumentan su gasto desde hace más de dos años, pese a los incrementos.
En los supermercados, empleados como Mario Bedolla, de Chicago, admiten que los precios subieron cerca de 20 % solo en 2025, pero los clientes siguen regresando: “Cuando se trata de comer, no hay muchas opciones”.
En conjunto, este fenómeno refleja un cambio cultural en el consumo: una economía más cautelosa, centrada en la planificación y la supervivencia doméstica frente a la persistente inflación alimentaria.
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