Rwanda acordó con el Gobierno de Donald Trump recibir hasta 250 migrantes deportados desde Estados Unidos, convirtiéndose en el tercer país africano en aceptar este tipo de reasentamientos.
La nación del este de África sigue así los pasos de Sudán del Sur y Eswatini, que ya han acogido a personas expulsadas de territorio estadounidense, en medio de una oleada de críticas por la presión de Washington sobre gobiernos africanos para concretar estos convenios, reseña CNN.
La vocera del Gobierno ruandés, Yolande Makolo, confirmó el acuerdo y precisó que cada deportado será aprobado de forma individual antes de su traslado.
Una vez aceptados, los migrantes recibirán atención médica, capacitación laboral y apoyo para su alojamiento, con el objetivo de relanzar sus vidas en un país que ha mostrado un fuerte crecimiento económico en la última década.
No se especificó si estos migrantes serán alojados en las mismas instalaciones que estaban previstas en el fallido acuerdo con el Reino Unido, ni qué beneficios económicos o políticos recibirá Rwanda por aceptar este grupo.
Acuerdo rodeado de controversia internacional
Este nuevo acuerdo se da en un contexto marcado por decisiones judiciales y presiones diplomáticas. En julio, la Corte Suprema de Estados Unidos permitió al Gobierno de Trump deportar migrantes a terceros países sin previo aviso, lo que ha acelerado negociaciones con distintas naciones.
La Casa Blanca ha justificado estos pactos como parte de su política migratoria para expulsar a personas que, según sus voceros, fueron “permitidas” por la administración Biden y que ahora “infiltran comunidades estadounidenses”.
Organismos de derechos humanos y ciudadanos africanos han rechazado esta política, acusando a Estados Unidos de tratar al continente como un “vertedero”.
Rwanda criticada por su tratamiento en DDHH
Rwanda ya había sido criticada por su historial en materia de derechos humanos durante su colaboración con el Reino Unido, donde la ACNUR alertó sobre riesgos de refoulement o retornos forzosos. En aquel entonces, el gobierno ruandés negó esas acusaciones.
Por ahora, Rwanda mantiene la discreción sobre los términos económicos del acuerdo con EE.UU. y los detalles sobre la implementación aún no han sido revelados.
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