La crisis de los migrantes en América Latina se agrava mientras Estados Unidos endurece sus políticas de retorno. La organización humanitaria World Vision advirtió que entre enero y agosto de 2025 más de 170.000 personas fueron deportadas en la región.
Esta cifra refleja la magnitud de la emergencia humanitaria que afecta principalmente a familias y niños hispanos que buscan mejores condiciones de vida.
Un continente en movimiento y en riesgo
En su informe más reciente, World Vision alertó que la vulnerabilidad de los migrantes es “más profunda que en años anteriores” debido al colapso de los servicios básicos en las zonas fronterizas y en los países de acogida y retorno.
Según su asesora para América Latina y el Caribe, Fabiola Rueda, la crisis ha alcanzado niveles críticos: “Las personas en movimiento aportan a la riqueza económica y cultural, pero deben hacerlo de forma protegida y acompañada”.
El programa “Más allá de las fronteras”, impulsado por la organización, brinda asistencia a miles de familias en movilidad, ofreciendo alimentación, atención médica, apoyo psicosocial e integración social.
La iniciativa también trabaja en la reunificación familiar, uno de los mayores desafíos para las comunidades desplazadas.
World Vision recordó que en 2024, la migración afectó a 40 millones de personas desplazadas en América Latina, y que el número de niños no acompañados alcanzó niveles récord.
Informes de Unicef, R4V y el Centro de Migración Mixta (MMC) confirman que cada vez más menores regresan sin documentos, fuera de la escuela y expuestos a la violencia, la explotación y la trata de personas.
“Volver no significa regresar a casa”
El drama de los migrantes deportados se repite a diario en las fronteras del continente. Según Peter Gape, director de la Respuesta a la Crisis Migratoria de World Vision en América, muchas familias retornan “endeudadas, bajo amenazas o después de perderlo todo”.
“Empiezan de cero, sin vivienda ni ahorros, sin una red de apoyo que asegure a sus hijos un futuro digno”, advirtió.
En noviembre de 2024, World Vision realizó jornadas humanitarias en albergues y escuelas de Chile, Colombia, México, Ecuador y Venezuela, donde niños migrantes participaron en actividades de bienestar emocional.
En esos espacios, muchos expresaron su anhelo de reencontrarse con sus familias y continuar su educación.
Ante la creciente ola de retornos, World Vision llamó a los gobiernos y donantes internacionales a financiar programas de reintegración digna, con enfoque especial en la niñez y en la protección frente a la trata de personas.
“Mi mensaje a la niñez migrante es que mantenga la esperanza. Se está trabajando para que puedan integrarse, ser personas protegidas y de bien para sus sociedades”, concluyó Rueda.
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