La fiebre por los muñecos coleccionables alcanzó un nuevo pico en España, donde una fila de más de cuatro horas se formó en la capital para la apertura de una tienda que vende los populares muñecos Labubu.
Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, se agolparon desde tempranas horas de la mañana para ser los primeros en conseguir una de estas codiciadas piezas de arte pop, anunció Informativo Stele.
El origen de la fiebre Labubu
El fenómeno de los Labubu, que es viral en redes sociales como TikTok, generó una demanda sin precedentes en el país.
Los Labubu son parte de un universo de "art toys" o "muñecos de arte" creado por la artista hongkonés Kasing Lung. Lung es conocida por su estilo distintivo y su habilidad para fusionar la estética de los duendes y monstruos con un toque de inocencia y ternura.
La popularidad de los Labubu explotó gracias a una colaboración con la marca de juguetes coleccionables POP MART, que los comercializa en cajas sorpresa, añadiendo un elemento de azar y emoción a la experiencia de compra.
Estos muñecos, que en España se venden por precios que oscilan entre los 10 y 20 euros por caja, superan su nicho inicial de coleccionistas para convertirse en un verdadero fenómeno cultural.
Su éxito es impulsado por la "cultura de la caja ciega", donde el comprador no sabe qué figura específica obtendrá, lo que fomenta el intercambio y la búsqueda de las piezas más raras o "secretas" dentro de la serie.
Labubu: del arte al fenómeno pop
El impacto de Labubu trasciende la simple colección de muñecos. Su estética es adoptada por artistas y celebridades que usan las figuras como parte de sus creaciones o simplemente para mostrar su buen gusto.
La naturaleza versátil de Labubu, con sus grandes orejas puntiagudas y expresiones traviesas, permite que se conviertan en lienzos en blanco para artistas de todo el mundo que los personalizan y exhiben en galerías de arte y convenciones de cómics.
La demanda masiva en España y otros países del mundo demuestra que los Labubu dejan de ser un pasatiempo de nicho para convertirse en una fuerza significativa en el mercado del arte y el coleccionismo.
La locura por Labubu no es solo por el muñeco en sí, sino por la experiencia de la búsqueda, la emoción de la sorpresa y la conexión a una comunidad global de entusiastas que comparten la misma pasión.
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