El caso judicial de Sean “Diddy” Combs, uno de los nombres más poderosos del hip hop y el entretenimiento en Estados Unidos, ha entrado en una fase decisiva. Un juez federal de Nueva York desestimó la petición de su defensa para revocar la condena que lo señala como culpable de cargos de prostitución, un veredicto emitido por un jurado en julio. La decisión judicial ratifica que el artista, de 55 años, deberá pagar las consecuencias de sus actos en una sentencia programada para este viernes 3 de octubre.
Mientras tanto, los abogados de Combs, mantienen su posición en que lo ocurrido en las fastuosas fiestas privadas organizadas por el rapero debía considerarse únicamente como “voyeurismo comercial”. Sin embargo, los documentos presentados en el juicio revelaron que existió transporte de acompañantes sexuales entre distintos estados del país, un detalle que convierte los hechos en un delito federal de gravedad.
La disputa por la pena: dos visiones opuestas
La defensa de Combs insiste en que el castigo no debería superar los dos años de cárcel, pero la Fiscalía Federal exige que la condena se acerque a las dos décadas que contempla la ley. Según el Ministerio Público, una pena mínima de once años es indispensable para enviar un mensaje claro sobre la magnitud de los crímenes y evitar que el cantante recupere la libertad en un corto plazo.
Los fiscales no han dudado en calificar los delitos como “atroces y violentos”. En un extenso escrito remitido al tribunal, sostuvieron que el artista no ha mostrado arrepentimiento alguno y que, al contrario, ha intentado mostrarse públicamente como víctima. “No es una víctima. Las verdaderas víctimas son quienes aún viven con miedo por lo que él les hizo”, recalcaron.
El papel de Cassie Ventura en el juicio
Una de las voces más escuchadas durante el proceso fue la de Cassie Ventura, exnovia de Diddy y figura clave en la acusación. La cantante reveló en la corte que fue sometida durante años a un patrón de abusos, amenazas y manipulación. Según su testimonio, Combs la obligaba a participar en sesiones conocidas como “freak-offs”: encuentros que incolucraban drogas, sexo y control psicológico, en los que debía mantener relaciones sexuales mientras su entonces pareja, el rapero los observaba y grababa.
Ventura volvió a pronunciarse recientemente, admitiendo que teme por su seguridad y la de su familia.
“Tengo un miedo terrible a represalias por haber contado lo que viví”, confesó.
Las víctimas buscan justicia y tranquilidad
El expediente judicial también contiene cartas escritas por otras mujeres del caso señalando el trauma psicológico que estos actos sin provocan en ellas, aseguran que Combs utilizó la violencia como herramienta de poder y que nunca ha mostrado señales de querer reparar el daño causado.
Algunas de ellas denunciaron incluso que el artista intenta responsabilizarlas a ellas mismas, un gesto que calificaron de “increíble e inaceptable”. “Ahora dice que somos nosotras quienes deberíamos cargar con la culpa. Eso solo confirma que no ha cambiado”, escribió una de las denunciantes en su declaración.
Cuenta regresiva para un fallo histórico
El futuro del artista, que alguna vez fue considerado uno de los grandes visionarios de la música urbana y los negocios del entretenimiento, pende de la decisión final del tribunal.
De confirmarse una condena cercana al máximo permitido, Sean “Diddy” Combs pasaría de ser un magnate musical a convertirse en uno de los casos más polémicos de caída pública en la historia reciente de la farándula estadounidense.
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