El cierre de Gobierno en Estados Unidos, tras el fracaso de republicanos y demócratas en aprobar la ley de gastos del presidente Donald Trump, comenzó a generar un efecto dominó que impactó de lleno en el sistema aéreo nacional.
El aeropuerto de Burbank, en California, se convirtió en símbolo del colapso operativo que vivió el país este lunes, cuando su torre de control dejó de funcionar por completo cerca de las 4:00 p. m. —un hecho que no se registraba desde hacía casi siete años—.
Torres cerradas y vuelos detenidos
Según un audio difundido por LiveATC.net, un piloto que se preparaba para despegar recibió una respuesta alarmante: “La torre está cerrada debido a la falta de personal”.
Esta situación paralizó las operaciones en Burbank y causó retrasos que superaron las dos horas y media, afectando tanto a pasajeros como a aerolíneas.
Aunque los controladores aéreos forman parte del personal esencial del país, la crisis los obliga a trabajar sin recibir sueldo durante el cierre de Gobierno, lo que ha generado tensiones y dudas sobre la continuidad del servicio.
El plan de operaciones de la Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó que al menos 12 instalaciones aéreas sufrieron escasez crítica de trabajadores.
Aeropuertos en crisis y vuelos en riesgo
Los efectos del cierre no se limitaron a California. Ciudades como Phoenix, Denver, Newark, Jacksonville, Chicago, Washington e Indianápolis también reportaron torres de control con personal insuficiente, lo que elevó los riesgos operativos y provocó retrasos generalizados.
El impacto alcanza tanto a la logística aérea como a la seguridad de los pasajeros, pues el funcionamiento de los aeropuertos depende directamente del monitoreo constante de estas torres.
Sin un acuerdo político a la vista, el cierre de Gobierno amenaza con extender el caos aéreo y agravar la tensión entre el Ejecutivo y el Congreso.
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