La dimetiltriptamina (DMT), una molécula psicoactiva que se halla de forma natural en plantas e incluso en el cerebro humano, está mostrando un potencial asombroso en la recuperación de accidentes cerebrovasculares (ACV).
Investigadores en Hungría han demostrado en estudios con animales y cultivos celulares que la DMT puede reducir significativamente los efectos nocivos de un ictus. Este hallazgo, publicado en Science Advances, sugiere que la naturaleza podría estar ofreciendo una solución ingeniosa a un grave problema de salud.
Doble acción: protección y desinflamación
Los científicos han identificado el mecanismo clave detrás de los efectos protectores del DMT. La molécula actúa sobre dos frentes cruciales:
- Restauración de la barrera hematoencefálica: tras un ACV, el tratamiento con DMT restauró su estructura y función, un paso vital para limitar el daño.
- Reducción de la inflamación: La DMT inhibió la producción de sustancias inflamatorias (citoquinas) y disminuyó la activación de células cerebrales inmunitarias. Esto minimizó el daño secundario causado por la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Estos efectos se lograron, en parte, a través de la interacción de la DMT con los receptores Sigma-1 en el cerebro.
Un futuro potenciador para la terapia del ACV
Las opciones actuales de tratamiento para el accidente cerebrovascular son limitadas y a menudo no consiguen una recuperación completa. La doble acción de la DMT, protegiendo el cerebro y combatiendo la inflamación, ofrece un enfoque novedoso y complejo.
Según los investigadores, la DMT podría no reemplazar los tratamientos existentes, sino actuar como un potenciador terapéutico valioso, al combinarse con los métodos actuales.
En ese sentido, actualmente, se llevan a cabo ensayos clínicos para investigar el uso de la DMT y sus efectos a largo plazo.
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