Por años, los huevos han formado parte de la dieta habitual de grandes y chicos, aunque generalmente se restringe su consumo por su alto contenido en colesterol, y que se considera una de las posibles causas de las enfermedades cardíacas.
No obstante, estudios recientes han demostrado que las grasas saturadas, y no el colesterol, son las principales responsables de las enfermedades cardíacas.
En tal sentido, incluir huevos en la dieta, no es un error ni atenta contra la salud, todo lo contrario, este es un alimento que contiene nutrientes que pueden reducir el riesgo de cardiopatías.
¿Es bueno comer huevos todos los días?
Refiere Mayo Clinic que los huevos de gallina son una fuente asequible de proteínas y otros nutrientes; además, tienen un alto contenido de colesterol.
También indica que el colesterol de este alimento no parece elevar los niveles de colesterol en sangre como lo hacen otros alimentos, como los de alto contenido de grasas trans y grasas saturadas. Además, comparte que la mayoría de la gente sana puede comer hasta siete huevos a la semana sin aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.
Por su parte, Nick Norwitz, doctor en neurometabolismo, protagonista de un estudio concluye que, un huevo diario puede formar parte de una dieta equilibrada, siempre que no sufra trastornos metabólicos como la diabetes, caracterizada por la pérdida de la sensibilidad a la insulina.
Habla el experto
Según el diario El Español el experto de Harvard decidió realizar una dieta cetogénica, rica en grasas saludables y baja en hidratos de carbono, especialmente refinados, para tratar sus trastornos intestinales inflamatorios que le causaron una grave colitis ulcerosa. Además, decidió realizar un experimento consigo mismo, el cual consistió en comer un huevo cada hora durante todo un mes, “lo que implicó tomar 720 huevos enteros en 30 días, cocinados de múltiples formas”, y luego observar cómo afectaba sus niveles de colesterol.
Los resultados arrojaron que las dos primeras semanas de su dieta denominada “huevocéntrica”, su colesterol LDL no aumentó, sino que se redujo un 2%. Y durante la segunda quincena, se desplomó un 18%. “Esto coincidió con la introducción de carbohidratos saludables en su dieta, procedente de frutas como arándanos, fresas y plátanos”.
En conclusión, la clave según el experto está en introducir carbohidratos, los cuales tienen un efecto de reducción del colesterol LDL. ¿La razón? “Su alimentación cetogénica, mediante la que el organismo obtiene la energía de moléculas de grasa -cuerpos cetónicos- en lugar del azúcar, unida a sus hábitos de ejercicio físico, hacen que tenga una muy baja proporción de grasa corporal y una elevada sensibilidad a la insulina. En individuos así, la introducción de carbohidratos tiene un efecto de reducción del colesterol LDL”.
La explicación radica en que, “una alimentación baja en carbohidratos hará que el hígado deje de almacenarlos como fuente de energía y se pase a metabolizar grasas, desplazando moléculas lipídicas por todo el organismo que son precursoras de la tríada del colesterol: LDL, HDL y triglicéridos.
Al reintroducir los hidratos de carbono, el hígado de una persona magra repone sus reservas de glucógeno y reorganiza su sistema energético, reduciendo el LDL.
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