La imagen de los tiburones como depredadores insaciables, alimentada por la ficción de Hollywood, es desmentida por los datos y la experiencia de los especialistas en el país.
Destacan su rol ecológico y el bajo índice de ataques accidentales.
En una nación con 4.006 kilómetros de costa, la interacción con estos animales es mucho más pacífica de lo que se cree.
Jorge Barbosa, instructor de buceo y asistente de campo del Centro de Investigación de Tiburones, y Bryan Rujano, coordinador de divulgación científica del (Ivic), ofrecen una visión clara sobre la coexistencia entre humanos y tiburones en Venezuela.
Según los registros del Museo de Historia Natural de Florida, Venezuela ha documentado solo cuatro ataques de tiburón desde 1931 hasta el presente.
Esta cifra es notablemente baja comparada con países como Brasil (114) o Ecuador (14). La mayoría de estos incidentes han ocurrido en la región oriental del país, un área con una fuerte industria pesquera.
Barbosa, con años de experiencia en el campo, insiste en que las mordeduras de tiburón son "accidentales". En sus propias palabras, "en todas las charlas que se han dado, solo un par de veces encontramos a personas mordidas por tiburón".
La mayoría de los incidentes se dan cuando los humanos interactúan directamente con los animales, como al pescar o manipularlos, lo que provoca una reacción defensiva.
Rujano apoya esta visión porque a nivel mundial, mientras que los tiburones matan a un promedio de 10-11 personas al año, los humanos son responsables de la muerte de millones de tiburones, principalmente a través de la pesca.
Más de 50 especies en costas venezolanas
Venezuela alberga entre 50 y 60 especies de tiburones, distribuidas a lo largo de su vasto litoral. "El tiburón ballena es un visitante temporal de la costa central, es de los más fáciles de avistar, especialmente cuando se acercan en cierta época del año", explicó Rujano.
El tiburón nodriza es conocido por su naturaleza dócil y se les apoda "tiburón bobo" o "tiburón piedrero" por su hábito de descansar en los arrecifes.
Bryan explica que es común encontrar tiburones en los mercados de pescado de Choroní, La Guaira, o Margarita debido a la facilidad para encontrar su carne, conocida como cazón.
Un problema de conservación
"Muchos de los tiburones tienen una tasa reproductiva bastante baja. Algunas especies son ovíparas, ponen un huevo cada tres meses, y otras son vivíparas, dan a luz a crías que tardan años en madurar", señala el científico.
Los tiburones son depredadores y juegan un papel crucial en la salud de los océanos, al regular las poblaciones de otras especies, ayudan a mantener el equilibrio en la cadena alimenticia.
La conservación de los mismos en Venezuela es un desafío que va más allá de desmitificar su peligrosidad; es una labor que requiere conciencia, investigación y la adopción de prácticas de pesca sostenibles para garantizar la supervivencia de estas majestuosas criaturas.
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