Después de catorce años de amor y una familia formada por tres hijas, Chechu Bonelli y Darío Cvitanich han decidido tomar caminos separados. La noticia de su separación, una de las parejas más sólidas y reservadas, sorprendió tanto al mundo del espectáculo como al deportivo, manteniéndose fieles a la discreción que siempre los caracterizó.
Su amor comenzó en septiembre de 2011, cuando Darío, entonces en Boca Juniors, contactó a Chechu, quien le había hecho una entrevista. A pesar de los reparos iniciales de ella hacia los futbolistas, la conexión fue innegable, dando inicio a una relación que pronto se convertiría en una aventura sin fronteras.
La carrera de Cvitanich los llevó a vivir en distintos países. Chechu, con una carrera prometedora, decidió priorizar el amor y lo acompañó a Ámsterdam, luego a Niza, Francia, donde nació su primera hija, Lupe. Se casaron en Argentina en 2014, sellando un amor que se adaptaba a cada nueva ciudad.
Las mudanzas continuaron, llevando a la familia a México, donde nació Carmela, y después a Estados Unidos, donde Darío jugó en el Miami FC. Chechu siempre se reinventó, manejando la vida familiar entre diferentes culturas. En Miami, ya con Darío retirado, nació su hija menor, Amelia.
Los rumores de crisis comenzaron a circular en mayo, apuntando principalmente a un "desgaste emocional" según reportes de medios. Tras semanas de especulaciones y un notorio silencio, la confirmación llegó del propio Darío Cvitanich, quien cerró el capítulo sin escándalos, haciendo de esa la "sorprendente razón".
El exfutbolista fue enfático en que no hubo polémicas ni terceros en discordia, priorizando el respeto y el bienestar de sus tres hijas. "Es una gran mujer y mamá de mis hijas. Así que eso no va a cambiar", aseguró. Con esta separación, Chechu y Darío eligen, una vez más, la intimidad familiar.
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