Hinchadas violentas de Sudamérica: momentos en los que el futbol se vio manchado

La pasión del fútbol en Sudamérica ha sido secuestrada por facciones violentas y criminales, llevando a tragedias que han forzado a la CONMEBOL y a los estados a declarar una crisis social sin precedentes.

Viernes, 26 de septiembre de 2025 a las 07:30 pm
Hinchadas violentas de Sudamérica: momentos en los que el futbol se vio manchado

La pasión por el fútbol en Sudamérica es inigualable, pero esta devoción se ha visto trágicamente manchada por la acción de grupos organizados de aficionados con estructuras criminales y violentas. La historia del fútbol continental está plagada de momentos en los que la violencia ha superado al deporte, forzando a las autoridades a tomar medidas extremas y evidenciando un profundo problema social. La intensidad de las hinchadas, que debería ser folclore, se ha transformado en un cáncer que ha minado la esencia social del juego.

Las Barras Bravas y el crimen organizado

Argentina es considerada el origen del fenómeno de las Barras Bravas, grupos que operan con una sofisticada red de crimen organizado que va mucho más allá del estadio. Estas facciones ejercen un poder y control absoluto sobre negocios ilícitos como la reventa de entradas, el control de estacionamientos y la extorsión. Este poder económico les garantiza una gran impunidad, permitiéndoles funcionar casi como estructuras paraestatales dentro del ambiente futbolístico.

La violencia más letal ocurre a menudo en las "internas" o luchas por el control de la barra, donde se han registrado múltiples homicidios relacionados con la disputa de las fuentes de ingresos. Un caso específico y brutal que desnudó este sistema fue la Muerte de Emanuel Balbo en 2017, un trágico incidente en Córdoba donde un hincha de Belgrano fue identificado y arrojado desde la tribuna por miembros de su propia barra, quienes lo confundieron con un rival.

Violencia organizada y territorial en Brasil

En Brasil, el fenómeno violento se manifiesta a través de las Torcidas Organizadas, que se distinguen por su violencia a menudo militarizada y enfocada en "guerras territoriales". Los enfrentamientos de estas facciones no son espontáneos; son choques pre-planificados que tienen lugar en rutas de viaje o en las inmediaciones de los estadios, buscando confrontación directa y afirmar la supremacía de su área de influencia.

Los derbis en São Paulo, como el que enfrenta al Corinthians contra el Palmeiras, han producido históricamente las imágenes más violentas. En estas ocasiones, se registran grandes batallas campales en las calles que resultan en heridos graves y, ocasionalmente, en víctimas mortales relacionadas con el control de las zonas de influencia de cada Torcida.

La mancha internacional

La violencia ha afectado gravemente el prestigio de las competiciones de CONMEBOL, forzando sanciones y reubicaciones históricas. El caso más grave de los últimos años fue el Ataque al Bus de Boca Juniors en la Copa Libertadores 2018, donde hinchas de River Plate atacaron el autobús del equipo rival, hiriendo a varios jugadores. Este incidente forzó la suspensión y el traslado de la final a Madrid (España), un hecho sin precedentes que mostró la incapacidad de Argentina para albergar su propia final continental.

Las tensiones entre Barras y Torcidas también han escalado en rondas tempranas de torneos como la Copa Sudamericana. Los enfrentamientos entre la Barra de Independiente (Argentina) y facciones de la Universidad de Chile (Chile) en años recientes son un ejemplo constante de la exportación de violencia, donde las Barras viajan a países vecinos para enfrentarse y reafirmar su dominio, evidenciando que el problema es intrínsecamente regional y se activa con el flujo de hinchas organizados.

Consecuencias extremas y un problema sin solución

La persistencia de la violencia demuestra que el problema es estructural, ligado al crimen organizado y, en muchos casos, a la política local. Un símbolo histórico del caos y la negligencia ocurrió en la Tragedia de la Puerta 12 en 1968 en el estadio de River Plate, donde 71 personas murieron por una avalancha debido al mal manejo policial y la obstrucción de una salida de emergencia. Aunque no fue causada directamente por las Barras, subraya un patrón de impunidad y caos en los grandes estadios.

La medida más radical y fehaciente de que el Estado se ha declarado superado por el control de las Barras es la prohibición de público visitante en la liga argentina desde 2013. Esta acción ha sacrificado la esencia social del fútbol a cambio de mantener los partidos. Al respecto, el exfuncionario Juan Abal Medina expresó con pesar que “es una locura que en Argentina no juguemos con visitantes…”, reconociendo que la incapacidad de las autoridades para controlar el problema terminó por desnaturalizar el espectáculo.

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