Marta Vieira da Silva no es solo una futbolista; es un faro de talento, un ícono de la perseverancia y una de las figuras más influyentes en la historia del deporte. Nacida en un país donde el fútbol femenino estuvo prohibido por ley durante casi 40 años, su ascenso a la cima es un testimonio de su inquebrantable pasión y de su lucha por la igualdad. Su legado va más allá de los récords y los trofeos, ya que redefinió lo que una mujer puede lograr en el campo de juego y se convirtió en una voz global para el cambio.
Un talento que rompió barreras
La historia de Marta comienza en el pequeño y humilde pueblo de Dois Riachos, en el noreste de Brasil. Desde muy niña, su pasión por el balón era evidente, pero a menudo se encontraba con la resistencia de una sociedad que no veía con buenos ojos que una chica jugara al fútbol. Desafiando el prejuicio, jugaba en las calles con los niños, desarrollando un estilo de regate único que sería su sello personal. Su inmensa habilidad para driblar a los rivales, su velocidad explosiva y su visión de juego la convirtieron en una fuerza imparable. La presión de todo un país que la compara con el legendario Pelé es una constante, ganándose el apodo de la “Pelé de saias” ("Pelé con faldas").
A los 14 años, su talento la llevó a tomar una decisión trascendental: dejar su hogar para unirse a las categorías inferiores del Vasco da Gama en Río de Janeiro. Este acto de fe fue el primer paso de un viaje que la llevaría a la élite mundial. En sus inicios, luchó con las barreras del idioma y la soledad, pero su habilidad era demasiado grande para ser ignorada. No había un obstáculo que la detuviera, una determinación que la ha acompañado a lo largo de su carrera.
Una carrera de récords y grandeza
Una vez en la élite, Marta desató su talento. Su dominio fue tal que fue galardonada con el premio Jugadora Mundial de la FIFA en seis ocasiones, un récord que nadie en la historia del fútbol, hombre o mujer, ha logrado igualar. Sus premios se obtuvieron de forma consecutiva entre 2006 y 2010, y luego de nuevo en 2018. Sus logros no terminan ahí. A nivel de selecciones, se convirtió en la máxima goleadora histórica de la Copa Mundial Femenina de la FIFA con 17 goles, superando a cualquier otro jugador en los torneos masculinos y femeninos. Además, es la primera jugadora, y una de las pocas en la historia, en marcar en cinco ediciones diferentes de la Copa Mundial, un récord que subraya su longevidad y consistencia.
A nivel de clubes, su carrera fue un éxito rotundo, especialmente en Suecia, donde llevó al Umeå IK a ganar la Liga de Campeones de la UEFA Femenina en 2004. Tras su último Mundial, Marta expresó la importancia de su carrera para las nuevas generaciones: “¿Saben lo que es el legado? Cuando comencé a jugar, yo no tenía un ídolo femenino. Ustedes (a los periodistas) no mostraban el deporte femenino… Hoy la gente en la calle lo sabe, hoy las personas nos paran, los padres nos paran y nos dicen: ‘Mi hija te adora, quiere ser igual que vos’… así que hoy podemos tener nuestros propios referentes”. Con esas palabras, afirmó que nada de eso hubiera sucedido si “nos hubiéramos detenido en los primeros obstáculos”.
El legado más grande
El verdadero impacto de Marta no se limita a sus impresionantes números. A lo largo de su carrera, se ha enfrentado a la falta de inversión, la escasa popularidad y el desinterés de las federaciones por el fútbol femenino. Su pasión y su talento la convirtieron en una poderosa voz para el cambio. En la Copa Mundial de 2019, tras la eliminación de Brasil, Marta dio un discurso conmovedor que se hizo viral en todo el mundo. Con lágrimas en los ojos, hizo un llamado a las futuras generaciones de jugadoras y les recordó que no deben conformarse, que el camino hacia el reconocimiento y los mismos derechos que los hombres es largo y que requiere trabajo constante.
Esa declaración, llena de dolor y esperanza, encapsuló su lucha. Su legado es el de una pionera que demostró con su talento que las mujeres merecen el mismo respeto y reconocimiento que los hombres en el deporte. Como embajadora de la ONU Mujeres, utiliza su voz para abogar por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en todo el mundo, cimentando su estatus no solo como una de las mejores futbolistas de la historia, sino como una verdadera líder social. Marta Vieira Da Silva declaró, con una fuerza inigualable: “La gente tiene que llorar en un comienzo para sonreír al final. Lo que quiero decir es: quiere más, entre más, cuídate más… es eso lo que aconsejo a las chicas. No van a tener a una Marta para siempre… el futbol femenino depende de ustedes para sobrevivir. Piensen eso, valórenlo más. Lloren en un comienzo para sonreír al final”.
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