El Masters 1000 de Shanghái 2025 ha sufrido una metamorfosis radical en sus primeras rondas, transformando la parrilla de candidatos y dejando la corona al alcance de jugadores menos esperados. Las sorpresivas caídas de figuras clave debido a molestias físicas y un juego irregular han desmantelado la estructura inicial del torneo.
La retirada del número uno del mundo, Carlos Alcaraz, horas antes del inicio, fue solo el preludio. El domingo, el italiano Jannik Sinner se despidió a causa de calambres, y el tercero del ranking, Alexander Zverev, finalista en 2019, cayó inesperadamente ante Arthur Rinderknech. Zverev, que arrastraba molestias en el pie, admitió la inconsistencia que lo sacó tempranamente de la contienda.
Djokovic, el gran sobreviviente
Mientras el cuadro se derrumba, Novak Djokovic emerge como el principal beneficiado. A pesar de haber tenido que superar duros partidos a tres sets ante Yannick Hanfmann y Jaume Munar, el serbio ha demostrado la experiencia necesaria para elevar su nivel en momentos críticos, quedando con una ventaja notable en su ruta hacia la final.
Sin embargo, el vacío de poder ha elevado a otros contendientes. Daniil Medvedev consiguió sobrevivir a sus propios problemas físicos y se mantiene firme como un serio candidato. Otro que capitaliza el drama es Alex de Miñaur, cuya consistencia y velocidad lo han convertido en un rival incómodo con grandes posibilidades en una sección ahora más abierta.
El cambio también ha lanzado al estrellato a figuras inesperadas. Zizou Bergs, verdugo de Francisco Cerúndolo, se ha convertido en uno de los nombres más relevantes. El belga, sólido con el servicio y confiado en los intercambios largos, simboliza la nueva narrativa de Shanghái, donde la gestión física y la resistencia han pasado a ser más importantes que el ranking inicial.
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