La paracaidista profesional Jade Damarell falleció tras un salto de 4.600 metros de altura en el condado de Durham, en el norte de Inglaterra. Tras una investigación, la policía y la forense adjunta, Leslie Hamilton, concluyeron que la deportista, de 32 años, se suicidó, pues no abrió su paracaídas de forma intencionada.
La trágica decisión de Damarell, que había realizado más de 500 saltos en su vida, se produjo al día siguiente de haber terminado su relación con su pareja. En el teléfono móvil de la deportista se encontraron notas escritas en las que se disculpaba con su familia y les agradecía por el apoyo, además de dejar instrucciones sobre sus finanzas.
La investigación determinó que los dos paracaídas, el principal y el de reserva, estaban en perfectas condiciones y no tenían ninguna falla. El informe toxicológico también confirmó que no había signos de alcohol o drogas en el cuerpo de la deportista, lo que llevó a la forense a concluir que la decisión fue totalmente premeditada.
La madre de Damarell, Elisabeth Samuel, la describió como una persona que "vivió una vida llena de logros, aventuras y bondad". La familia de la fallecida hizo un llamado a hablar abiertamente y sin vergüenza sobre la salud mental, esperando contribuir a una cultura donde la angustia profunda sea tratada con amabilidad y apoyo.
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