Recientemente, un caso espeluznante salió a la luz en Estados Unidos, por medio de diversas denuncias públicas.
Las autoridades del condado de Utah, arrestaron a una mujer identificada como Lizbeth Hurtado-Bretón, de 36 años, tras ser acusada de abuso y tortura infantil.
El caso, según CNN y otros medios locales, involucra a una bebé de apenas cuatro meses que presentaba un cuadro de lesiones graves y crónicas.
Revelación de horrores en Utah
Las presuntas motivaciones detrás de los actos de violencia, según los reportes, estarían ligadas al rechazo de la madre por no haber dado a luz a un varón y al llanto incesante de la niña, desatando un patrón de maltrato sistemático.
Las autoridades de la Policía de Greater Salt Lake intervinieron tras recibir un aviso de la División de Servicios de Familia y Menores, que había tomado conocimiento del estado crítico de la bebé en un hospital de atención a la primera infancia.
La menor, que se encuentra ahora bajo protección estatal, presentaba un historial de lesiones que apuntan a un abuso prolongado en el tiempo.
Hurtado-Bretón enfrenta ahora cargos por tortura infantil y dos delitos de segundo grado relacionados con abuso intencional y consciente.
Pieza clave: el testimonio del padre
Sus declaraciones a las autoridades revelaron un patrón de torturas, maltratos y una marcada aversión de la madre hacia la bebé, un comportamiento que contrastaba con el trato que Hurtado-Bretón daba a sus otros hijos.
La confesión más impactante fue la revelación de que su pareja "quería un niño" y que por ello, al parecer, se comportaba con especial crueldad hacia la recién nacida.
Una trabajadora social del hospital donde fue atendida la menor alertó a las autoridades sobre la gravedad de las lesiones. Según los documentos judiciales y el informe policial, la bebé presentaba fuertes quemaduras en su cara, múltiples fracturas óseas y una hemorragia cerebral.
El informe de arresto destacó un detalle crucial: las heridas se encontraban "en diferentes etapas de cicatrización", un hallazgo que para los investigadores evidencia un patrón de maltrato que se extendió en el tiempo.
Métodos de castigo crueles
El relato del padre detalló actos de violencia inimaginables contra la infante. Confesó que la madre supuestamente sostuvo a la niña sobre vapor de agua como un "remedio casero" para la congestión, y luego le limpió la cara con una servilleta, lo que habría desprendido piel.
Hurtado-Bretón justificó este acto diciendo que "no sabía que el vapor podía quemar".
Además, el progenitor relató haber encontrado a la niña con la boca tapada con cinta adhesiva porque, según la madre, "si no, no se iba a callar".
En otra ocasión, el hombre declaró que vio a la mujer empujando el tetero con fuerza en la boca de la menor, provocando que se asfixiara con su propia leche. El padre aportó fotografías de las lesiones y de la bebé con sus manos supuestamente pegadas con cinta como prueba.
Situación legal de la acusada
Lizbeth Hurtado-Bretón fue ingresada en la cárcel metropolitana del condado de Salt Lake tras su entrevista con las autoridades.
La acusada enfrenta cargos por tortura infantil y agresión agravada mientras se desarrollan las etapas procesales pertinentes para este aberrante caso.
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