Cuando te dicen que la fortuna está a la vuelta de la esquina, es fácil imaginar chequeras rebosantes de ceros y sueños convertidos en yates. Pero, ¿realmente la felicidad se compra con mucho dinero? Antes de preparar tu lista de deseos en oro y diamantes, conviene desmontar ese mito.
Olvida el millar de billetes apilados en el ático. Los estudios más recientes sugieren que la felicidad no crece de forma desbocada al ritmo de tus ingresos. Así lo apuntaba Cliff Arnall, psicólogo de la Universidad de Cardiff y creador del famoso “Blue Monday”: para él, no está en lo extraordinario, sino en gestos tan sencillos como salir a caminar, compartir un café o regalarse un abrazo de oso al llegar a casa.
Cinco hábitos que valen más que el dinero
1. Ponle nombre a lo que sientes. Cuando verbalizas o escribes una emoción, acomodas tus ideas y reduces el estrés.
2. Socializa, aunque sea un minuto. Un mensaje, una llamada o un saludo prolongado activan tu sentido de pertenencia.
3. ¡Muévete! No hace falta un gimnasio de lujo: media hora de paseo o bailar en pijama liberan endorfinas.
4. Abraza más. Un contacto sincero reduce el cortisol y dispara la oxitocina.
5. Revisa tu diálogo interno. Sustituye “soy un desastre” por “tú puedes con esto” y tu ánimo dará un giro.
No necesitas una cuenta de seis cifras para practicarlos; basta con voluntad y un par de zapatillas cómodas.
Y el dinero, ¿qué papel juega?
Ahora bien, vamos al quid de la cuestión: la cantidad de dinero. ¿Cuántos ceros al final de tu nómina te darán esa cuota extra de bienestar?
Según un estudio clásico de Kahneman y Deaton, la felicidad emocional crece con los ingresos hasta un umbral de 75 000 USD anuales; más allá de esa cifra, los beneficios se estabilizan. Investigaciones posteriores en Harvard matizan, situando la cifra “óptima” cerca de los 72 000 USD al año para Estados Unidos.
En España, sin embargo, el umbral se ajusta sobre 30 000 € al año, eso sería suficiente para cubrir necesidades básicas y un poco más. Y si miramos al sur de nuestro continente, en Latinoamérica, la cifra recomendada ronda los 35 000 USD anuales, de acuerdo a una publicación de La Nación.
¿Significa esto que, con 72 000 USD ya puedes sentarte a contemplar el atardecer en tu yate? Ni mucho menos. El bienestar no depende solo de la cantidad, sino de cómo uses ese dinero:
- ¿Inviertes en experiencias que te conecten con otros?
- ¿Lo gestionas para reducir preocupaciones futuras?
- ¿Te permite tener un colchón de tranquilidad para imprevistos?
Un informe de la Universidad de Purdue sube el listón y habla de 105 000 USD anuales para la “satisfacción vital” en Norteamérica, teniendo en cuenta el coste de vida de cada estado. Pero incluso ese dato es un mero indicador: la verdadera fórmula de la felicidad se cocina con pequeñas dosis de gratitud y conexión, no solo con números en verde.
La ironía del billete
“¿De qué te vale tener y tener y tener, si tú no sabes qué hacer con lo que tienes?” rezaba un verso que quizás resuene en más de un poema o canción de desengaño. Porque, al final, la felicidad no está en acumular, sino en experimentar y compartir. Como cantaba Pink Floyd, “Money, it’s a gas… but in the end, you’re just another brick in the wall”.
La próxima vez que pienses en la “fórmula secreta” de la felicidad, recuerda que los economistas solo ponen cifras sobre la mesa; el verdadero secreto sigue siendo tu capacidad de disfrutar de lo cotidiano, de abrazar sin prisa y de compartir cada momento.
Fotos cortesías de Freepik
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