¿La felicidad tiene horario? Así puede cambiar tu sensación de bienestar en el transcurso del día: te explicamos a qué se debe esto

El bienestar y la felicidad están íntimamente ligados y ambas sensaciones tienen su pico en distintas horas del día

Viernes, 01 de agosto de 2025 a las 09:00 pm
¿La felicidad tiene horario? Así puede cambiar tu sensación de bienestar en el transcurso del día: te explicamos a qué se debe esto
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Cada día, al compás de las horas, nuestro estado de ánimo sigue un ritmo casi imperceptible, pero no por ello menos real. Ese vaivén sutil entre la energía, la motivación y la satisfacción personal puede influir en nuestro bienestar y condicionar el desarrollo de nuestras actividades cotidianas.

Entender estos ciclos no solo nos ayuda a sincronizar mejor nuestras tareas, sino que también nos invita a replantear cuándo dedicar tiempo a la reflexión, al trabajo creativo o al descanso.

La mañana: el pico del bienestar

Al despuntar el día, solemos encontrarnos con una sensación renovada de vitalidad. Muchos nos sentimos con la mente más fresca, capaces de concentrarnos con mayor claridad y de afrontar desafíos con menos carga emocional.

Este “efecto amanecer” se explica en parte por el ritmo circadiano de hormonas como el cortisol, que alcanza sus niveles máximos al despertar y favorece el impulso energético y la alerta.

Ventajas de madrugar

Mayor claridad mental: la mente descansa durante la noche, lo que facilita la resolución de problemas complejos.

Mejor estado de ánimo: la producción de neurotransmisores relacionados con el placer y la motivación suele estar más equilibrada.

Aprovechamiento de la luz natural: Exponerse al sol de la mañana regula el reloj biológico y fortalece el sistema inmunitario, lo que se traduce en bienestar.

La tarde: equilibrio y reflexión

Al avanzar el día, nuestras reservas de concentración se van estabilizando y entramos en una fase más contemplativa. Es el momento perfecto para actividades que requieren introspección, como la escritura, la planificación o la lectura.

A diferencia de la frescura matutina, donde prevalece la energía, en las horas vespertinas priman la ponderación y el análisis de lo sucedido, lo que nos permite tomar decisiones con perspectiva.

La noche: desafíos para la salud mental

A medida que la luz natural disminuye y la jornada laboral o académica llega a su fin, nuestro bienestar tiende a resentirse.

El cansancio acumulado, la reducción del estímulo ambiental y la caída de hormonas como el cortisol generan una mayor predisposición al decaimiento emocional. Las preocupaciones del día afloran con más fuerza, y el silencio de la noche facilita la introspección, a veces volteándose en pensamientos negativos.

Evidencia científica del flujo diario del bienestar

Recientemente Infobae  reseñó un análisis de BMJ Mental Health realizado con más de 49 mil articipantes entre 2020 y 2022 el cual reveló que el bienestar subjetivo alcanza su punto más alto entre las 9:00 y las 12:00 horas, y desciende de forma sostenida hasta tocar su mínimo entre las 23:00 y las 24:00 horas 

Este patrón se mantiene constante a lo largo de los días de la semana, aunque con variaciones: lunes y viernes presentan registros ligeramente más favorables que los fines de semana.

Por su parte, un estudio del University College de Londres publicado en BMJ Mental Health respalda estos hallazgos y aporta una dimensión endocrinológica: los niveles de cortisol —clave en la regulación de la respuesta al estrés— descienden paulatinamente después del pico matutino, coincidiendo con la disminución del estado de alerta y de la sensación de bienestar.

Más allá del reloj: clima, latitud y otros factores

Aunque el momento del día es un factor determinante, no podemos perder de vista otras variables que modulan nuestro estado de ánimo:

Clima y exposición solar.  La falta de luz, especialmente en regiones con inviernos largos, puede derivar en trastornos afectivos estacionales. Este fenómeno se caracteriza por sentimientos de tristeza, cansancio y bajo ánimo durante el otoño y el invierno, y remite en primavera o verano señala el National Institute of Mental Health.

Latitud y duración del día. En latitudes altas, donde las jornadas de luz varían drásticamente según la estación, el ciclo circadiano sufre alteraciones más marcadas. Los habitantes de estas zonas pueden experimentar cambios emocionales más intensos conforme disminuyen las horas de sol.

Altitud. La presión atmosférica y la oxigenación varían con la altitud; regiones montañosas pueden inducir modificaciones en el ánimo y en los patrones de sueño, especialmente en personas sensibles a variaciones respiratorias.

Estaciones del año
El verano suele asociarse con mayor bienestar, gracias a temperaturas agradables, luz prolongada y oportunidades de ocio al aire libre. En cambio, el invierno favorece la introspección, pero a menudo a costa de un descenso emocional.

Cómo aprovechar estos ritmos para tu bienestar

Sincroniza tus tareas: programa actividades creativas y de alta concentración en la franja de 9:00 a 12:00 horas.

Reserva la tarde para el análisis: utilízala para planificar, revisar avances y reflexionar sobre metas.

Cuida tu descanso nocturno: mantén una rutina de desconexión digital y dedica las dos últimas horas antes de dormir a actividades relajantes, como la lectura o la meditación.

Potencia la exposición solar: aprovecha la luz natural siempre que sea posible; considera fototerapia en meses de poca luz.

Entender que la felicidad y el bienestar se mueven al son de un reloj interno nos permite diseñar rutinas más sanas y productivas. Al conocer nuestros propios ritmos y las influencias externas —desde el clima hasta la latitud— podemos optimizar cada jornada para vivir con mayor plenitud.

 

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