La venezolana Andrea Hernández Briceño conoce bien las dificultades que hay detrás de una mujer que se dedica a la fotografía. Según comparte, en el mundo solo el 25 % de personas representadas por agencias son mujeres. Un cuarto de la población total de profesionales de esta área.
“Entre el 9 y 25 % de los titulares que acompañan nuestras fotos en los periódicos son de mujeres. Eso demuestra que la industria es bastante complicada para nosotras, sobre todo porque pagamos el precio de maternar y de casarnos”, comparte.
Como narradora visual y periodista, se ha enfocado en contar historias de temas de género, fenómenos sociales y medio ambiente a través de su lente. Proyectos que la han hecho merecedora del reconocimiento de instituciones como National Geographic, Women Photograph, Magnum Foundation y POY Latam.
Además, es autora del libro “Temporada de mango”, publicado por Raya Editorial. Sus obras han sido expuestas en importantes escenarios internacionales de fotografía, como Les Rencontres d’Arles (Francia), Photoville (Nueva York) y el Bronx Documentary Center.
Para Andrea, documentar su ciudad, Caracas, su país, Venezuela, ha sido una constante en su carrera. No solo ha hablado de lo que duele, como la migración, sino también de lo que puede inspirar, como la fortaleza de las mujeres pescadoras de las costas venezolanas.
The Washington Post, The New Yorker, Der Spiegel, El País y Time han sido algunas de las vitrinas que ha tenido su trabajo. Pero en lo colectivo, ha cofundador el colectivo “Ayün Fotógrafas”, una red de mujeres unidas por Latinoamérica que fomenta narrativas colaborativas y ha sido profesora en talleres de “Ojo Pelao” y “MiraVzla”, que se han empeñado en democratizar y hacer más accesible el acceso a la educación fotográfica.
Andrea no solo ha sorteado las vicisitudes que vienen con su género, sino que también ha podido conocer la sororidad y todo lo que implica tener un círculo de apoyo que te empuje y vaya abriendo caminos para que tú también lo recorras.
“Adriana Loureiro, Natalie Kaiser, Ana María Arévalo, Lexi Parra y Tamara Merino han sido clave en momentos difíciles y en la construcción de redes profesionales. Ellas han sido una fuente infinita de sabiduría”, resalta.
Z3D: Tu trabajo surge de la pregunta: “¿Sí, y…?”. ¿Cómo ha evolucionado esa interrogante a lo largo de los años?
AH: Lo más importante de esa pregunta es que la vinculo mucho con el principio de mantener una mentalidad de aprendiz. Esto me ayuda a estar siempre viendo las cosas como si fuese la estudiante y las personas que estoy fotografiando son mis maestros. La pregunta también sirve para no juzgar lo que me dicen las personas que entrevisto y fotografío, pero también cuestionarlo desde una metodología del periodismo en la que se interpela cada afirmación que me están dando para yo poder sostenerla con unas bases de pruebas.
Z3D: En tus trabajos pueden haber distintos sentimientos ¿Cómo encuentras el equilibrio entre lo duro y lo esperanzador?
AH: No separo mi práctica profesional de fotógrafa documental y narradora visual de mi crecimiento personal. Para mí ser una buena profesional implica ser una buena persona y pues todos los días estoy trabajando para acercarme a esa meta. También me ha servido mucho el apoyo de mi comunidad cercana como mi familia, mis amigos y pareja. Eso ha sido muy importante.
Z3D: Mientras muchos migran, sigues eligiendo Venezuela. ¿Qué significa seguir documentando tu país?
AH: Para mí significa estar aquí en los momentos buenos y también en los malos, ver mi país en toda su complejidad, no como un sitio que está perfecto, como si fuera Disney o ver un sitio que es el infierno. No, para nada, siempre me gusta trabajar y entender que hay unas áreas grises que es importante navegar con mucho criterio. También me funciona cuestionar mi propia práctica para que siga creciendo y haciéndose mejor con el tiempo.
Z3D: ¿Qué papel juega la intuición en tu proceso creativo, especialmente cuando trabajas con temas como género o medio ambiente?
AH: La intuición es que tu cuerpo está leyendo el ambiente antes que la conciencia, y que la intuición en realidad es la que manda. Cuando se duerme hay que despertarla porque sin ella es contraproducente salir a la calle o a algún lado. Pero específicamente con género y con el medioambiente, es importantísima. En cuanto al género estás trabajando directamente con personas y es importante saber leer cómo se sienten con el trabajo, sobre todo porque no quisiera revictimizar a nadie con las preguntas que estoy haciendo o con cómo me estoy comportando. Mientras que con el medio ambiente es necesario entender que también se trabaja con personas y que el hombre no está separado de la naturaleza, sino que es una extensión de ella.
Z3D: ¿Qué aprendizajes te ha dejado crear comunidad desde la fotografía y servir de puente para que otros la aprovechen?
AH: “Ayün fotógrafas” es un colectivo que me despertó desde que lo creamos en 2020, Tamara Merino y yo, un amor por el trabajo en conjunto, por el trabajo en colectivo y aprender a unir voces para que una narrativa se eleve y pueda representar mejor lo que queremos representar.
El otro colectivo del que soy parte se llama “Solunar”, ese sí es local de Venezuela. Es para hacer un trabajo que se llama “Luna de agua”, sobre la feminización del oficio de la pesca. Lo colectivo para mí ha sido muy importante en ese proyecto en específico.
Ojo pelado, por otro lado, es distinto a los colectivos porque es un taller gratuito que hacemos Ana María Arévalo y yo. Es anual y sirve para hacer accesible la educación en fotografía que suele ser muy costosa aquí en Venezuela, y con mucha razón, porque educar a alguien para aprender a contar historias es muy distinto a enseñar a alguien a hacer una foto. Nosotras lo que hacemos es enseñar a contar historias de la forma más respetuosa posible para que las personas tengan una práctica sostenible en el tiempo.
Z3D: Has sido reconocida internacionalmente ¿Cómo estos espacios te ayudan a seguir contando historias?
AH: Soy becaria de National Geographic Society, también de Women Photography y de Magnum Foundation. Es importantísimo y crucial el financiamiento para los proyectos personales que quiero desarrollar porque aquí en Venezuela no hay oportunidades de financiamiento.
Magnum Foundation y National Geographic, además, me han dado guía y oportunidades de aprendizaje y formación para desarrollar cada vez mejor los proyectos. Esa combinación de apoyo económico, guía y educación es super valiosa porque hace que los proyectos crezcan de formas inesperadas y siempre hacia lo mejor.
Z3D: ¿Qué ha sido lo más transformador que te ha permitido experimentar la fotografía y cómo has superado lo doloroso?
AH: Lo más transformador ha sido trabajar en mi propio país donde las historias me tocan profundamente, tanto las alegres y celebratorias como las dolorosas. Esas historias dolorosas en las que he trabajado las he superado con el apoyo de mi psicóloga. Soy gran creyente en la terapia y de mi comunidad de amigas fotógrafas, incluyendo a “Ayün fotógrafas”.
Z3D: Has expuesto en distintos espacios. ¿Cómo cambia tu relación con una historia cuando la ves exhibida?
AH: Lo positivo de exhibir es que le da un impulso al trabajo para visibilizar las historias y que más personas tengan acceso a ellas. La experiencia de exponer es muy positiva porque tienes las imágenes en físico, o sea, no es lo mismo tenerlas en la computadora que verlas en físico y ubicarlas en el espacio, ver cómo interactúan entre ellas me hace entender el poder de la fotografía. Cuando ves una imagen junto a otra y ves cómo hablan y cómo dialogan, se convierte en algo más inesperado.
Cuando trabajé en la exposición “Hijos del vacío" con Ricardo Jiménez, en 2023, entendí por primera vez el valor real de una exposición y de la fotografía en físico e impresa. Sobre todo, aprendí mucho de las personas que lo hacen posible, como él.
Z3D: Tu trabajo ha sido premiado. ¿Qué ha significado que tus imágenes resuenen en otras latitudes?
AH: Significa que las historias tienen más visibilidad, eso es lo más importante, eso es el corazón de lo que hacemos. Queremos que las fotos que hacemos, las personas con las que trabajamos y sus historias sean vistas fuera de los espacios que habitan, porque tienen historias que vale la pena conocer. Ha servido para denunciar una injusticia, para apuntar el dedo a lo hermoso, a lo difícil y a lo importante.
Z3D: ¿Qué legado buscas dejar con tus fotografías? ¿Cuáles emociones, sentimientos o acciones deseas que logren?
AH: Lo que a mí más me gustaría es resaltar la dignidad de los seres humanos y sé que suena como algo muy amplio y muy genérico, pero para mí esto es bastante real. Sé que ejercitar la empatía es importante porque la empatía es como un músculo y también entiendo que los privilegios envejecen, y darnos cuenta de que los tenemos es el primer paso para acercarnos y conectarnos de verdad con los demás, sobre todo en contextos hostiles.
También me gustaría dejar un legado de educación en fotografía y de no separar la práctica profesional del crecimiento personal, porque creo que a través de mi trabajo puedo alcanzar un nivel de espiritualidad importante si me lo propongo.
Por Wanda López Agostini
Fotos Cortesía
Coordenadas @andrernandez
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