Caminar en la edad adulta es una actividad esencial para mantener la salud física y mental. A medida que envejecemos, el cuerpo necesita mantenerse en movimiento para conservar la movilidad, la fuerza y la flexibilidad. Caminar de forma regular ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares. Además, es una excelente manera de controlar el peso y mejorar la digestión.
Desde el punto de vista mental, caminar reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y favorece la claridad mental. También puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo asociado con la edad. Caminar no requiere equipo especial ni una gran inversión, lo que la convierte en una actividad accesible para casi todos.
Incorporar caminatas en la rutina diaria, aunque sean cortas, puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida. Es una forma simple, efectiva y natural de cuidar nuestro bienestar en la adultez.
Mejor que caminar
A partir de los 50 años, el cuerpo sufre una disminución progresiva de la masa muscular, la densidad ósea y la flexibilidad. Por eso, mientras que caminar es saludable como ejercicio aeróbico de bajo impacto, no es suficiente para contrarrestar esos cambios. En su lugar, expertos destacan la importancia de los ejercicios de fuerza, como la plancha y las sentadillas, que resultan mucho más efectivos en esta etapa.
Plancha
Es un ejercicio isométrico muy completo que fortalece el core (abdominales, oblicuos y musculatura profunda), al tiempo que trabaja espalda, hombros, pecho, glúteos y cuádriceps. Mejora la estabilidad, el equilibrio, la postura y ayuda a prevenir lesiones. Además, estimula el metabolismo, favoreciendo la quema de calorías incluso en reposo.
Sentadillas
Activan de manera global los músculos del tren inferior: glúteos, cuádriceps, isquiotibiales, aductores e incluso la zona lumbar, al implicar también al core. Este movimiento funcional refuerza la fuerza y coordinación en acciones cotidianas como levantarse de una silla, subir escaleras o caminar. Además, mejora el equilibrio y ayuda a prevenir caídas, un factor clave en la salud de las personas mayores.
Según Harvard, otros ejercicios complementarios como el puente de glúteos combinados con planchas, contribuyen a fortalecer el abdomen y la espalda, vitales tras los 50 años.
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