La llamada “dieta de la mochila”, también conocida como dieta enteral por sonda o dieta de la sonda, es un método extremo de pérdida de peso que consiste en administrar una fórmula líquida hipocalórica directamente al estómago mediante una sonda nasogástrica, sin ingesta oral ni acto de comer.
El término “mochila” hace referencia al dispositivo o bomba conectada a una mochila, que transporta esta fórmula nutricional constantemente, similar al sistema usado en pacientes en coma o con anorexia grave, solo que aquí se utiliza con fines estéticos.
A pesar que hay centro médicos que la están suministrando en Europa, no cuenta con el aval de ninguna sociedad científica ni aparece en guías nacionales o internacionales de tratamiento de la obesidad. La Academia Española de Nutrición y Dietética (AEND) la considera experimental y sin base clínica para pérdida de peso.
Es considerada una “dieta milagro disfrazada de tratamiento médico”, que suele ser ofrecida en clínicas privadas con fines comerciales, lo que genera inequidad en salud, y solo acceden quienes pueden pagar por ella, sin garantía real de seguridad o eficacia.
Riesgos para la salud
La AEND y otros especialistas alertan de múltiples riesgos:
1. Deshidratación y pérdida de masa muscular, debido a la restricción calórica extrema.
2. Deficiencias nutricionales: con menos de 800 kcal/día, es muy probable que falten nutrientes esenciales incluso si se añade suplemento de vitaminas y electrolitos.
3. Frecuente efecto rebote: al terminar la dieta, la recuperación del peso perdido es casi inevitable, ya que el cuerpo tiende a “defenderse” ante la restricción prolongada.
4. Complicaciones físicas: se han señalado posibles fracturas óseas, gastroenteritis y otros trastornos digestivos como consecuencia del procedimiento.
5. Alto costo y falta de legítima supervisión médica, lo que agrava los riesgos tanto físicos como éticos.
Hablan los expertos
La AEND enfatiza que este procedimiento solo podría considerarse muy excepcionalmente, y dentro de un ensayo clínico, en personas con obesidad mórbida y comorbilidades severas que no responden a otras estrategias estándar.
Tampoco debe divulgarse como una alternativa estética o de adelgazamiento rápido, pues vulnera principios deontológicos y puede saltarse normativas europeas sobre alimentación para control de peso.
Las clínicas que lo promocionan lo presentan como un método “rápido y eficaz”. No obstante, ni sus promotores ni pacientes que lo usan proveen estudios con seguimiento a largo plazo ni garantías de seguridad.
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