Un reciente informe del SECEL-UCAB reveló que más del 70% de los estudiantes de bachillerato en Venezuela reprueban en áreas básicas como matemáticas, comprensión lectora y habilidad verbal. Esta situación ha encendido el debate sobre cuáles estrategias pueden reforzar la atención y la memoria en el proceso educativo.
Frente a este panorama, tres especialistas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB): la profesora Mónica Vargas, el psicólogo Gustavo Peña y el docente en tecnología educativa Alejandro Del Mar, coinciden en que el abandono de la escritura a mano ha tenido un impacto negativo en las nuevas generaciones, cada vez más dependientes de la tecnología en las aulas.
Para Vargas, docente de la Escuela de Educación y especialista en psicomotricidad infantil, la escritura manual es “un tesoro para el cerebro” porque activa habilidades cognitivas, motoras y de organización de ideas.
Explica que al escribir con lápiz y papel los estudiantes procesan mejor la información, ya que deben seleccionar y sintetizar conceptos en lugar de limitarse a transcribirlos. La profesora también propone enseñar desde edades tempranas a resumir y parafrasear, así como fomentar actividades como lectura, deporte y juego libre, que apoyen el desarrollo integral.
El doctor en Psicología Gustavo Peña, exvicerrector académico de la UCAB, agrega que la escritura manuscrita no solo ayuda a la memoria y la creatividad, sino que también protege la salud cerebral, reduciendo riesgos de enfermedades neurodegenerativas.
Advierte que en países como Austria, México y Estados Unidos ya se han observado efectos preocupantes del abandono del lápiz y el papel, como dificultades en la construcción gramatical o el reconocimiento de palabras. Peña insiste en que tomar notas a mano debe ser una práctica constante, incluso en la vida profesional.
Rol de la tecnología en el aprendizaje
El profesor Alejandro Del Mar, coordinador de programas de robótica en la UCAB, recuerda que la tecnología no debe verse como enemiga, sino como aliada. Aunque reconoce que ninguna pantalla puede reemplazar el proceso cognitivo que implica escribir a mano, afirma que los dispositivos digitales pueden servir como complemento si se usan con límites claros y con fines de creación y aprendizaje, no solo de entretenimiento.
Los expertos coinciden en que no se trata de elegir entre lo tradicional o lo moderno, sino de crear una sinergia entre ambas formas de aprendizaje. “Innovar no significa desechar lo anterior”, concluye Del Mar, destacando la necesidad de integrar escritura, lectura y tecnología para formar estudiantes más atentos, críticos y preparados para el futuro.
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