El lupus es una enfermedad autoinmunitaria en la que el sistema inmunitario ataca sus propios tejidos y órganos. Esta inflamación puede afectar múltiples sistemas, como las articulaciones, la piel, los riñones, las células sanguíneas, el cerebro, el corazón y los pulmones.
Su diagnóstico es complicado, ya que sus síntomas suelen ser similares a los de otras condiciones. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que permiten controlar los síntomas. Uno de los signos más característicos es una erupción facial en forma de mariposa sobre las mejillas y el puente de la nariz.
Factores de riesgo
Algunos factores que potencian el riesgo de desarrollar lupus incluyen:
- Sexo: es más frecuente en mujeres.
- Edad: se diagnostica habitualmente entre los 15 y los 45 años.
- Origen étnico: con mayor incidencia en afroamericanos, hispanos y asiáticos estadounidenses.
Además, hay predisposición genética que, al interactuar con ciertos desencadenantes ambientales, puede dar inicio a la enfermedad. Entre los posibles desencadenantes se encuentran:
- Luz solar: la exposición puede provocar lesiones en la piel o desencadenar brotes.
- Infecciones: pueden iniciar la enfermedad o empeorarla.
- Medicamentos: algunos destinados a tratar presión arterial, convulsiones o ciertas infecciones pueden provocar una forma de lupus inducido; suele mejorar al suspender el fármaco, aunque en casos raros persisten los síntomas.
Síntomas comunes
Estos pueden variar ampliamente entre pacientes; pueden aparecer de forma repentina o gradual, ser leves o intensos, y permanentes o intermitentes. Entre los más frecuentes están:
- Fatiga
- Fiebre
- Dolor, rigidez e hinchazón en articulaciones
- Erupción facial tipo mariposa (o en otras zonas del cuerpo)
- Lesiones cutáneas o erupciones empeoradas por la luz solar
- Cambios de color (blanco o azul) en los dedos de manos o pies frente al frío o el estrés
- Falta de aire, dolor en el pecho
- Ojos secos
- Dolores de cabeza, desorientación y pérdida de memoria
¿Qué hacer para prevenir o minimizar el lupus?
Aunque el lupus no se puede prevenir completamente, sí es posible reducir la probabilidad de brotes o mitigar su impacto mediante algunas medidas.
Protegerse del sol
Usar ropa adecuada, sombreros y, si es necesario, protector solar para evitar que la exposición desencadene lesiones.
Mantener seguimiento médico
Los síntomas pueden confundirse con otros diagnósticos, así que consultar al médico ante fiebre persistente, fatiga o erupciones inexplicadas es clave.
Evitar desencadenantes
Si se sabe que ciertos medicamentos, infecciones o situaciones estresantes provocan brotes, es fundamental gestionarlos o evitarlos con apoyo profesional.
Tratar infecciones
Puesto que pueden desencadenar recaídas, prevenirlas y tratarlas rápidamente ayuda a mantener la enfermedad controlada.
Visita nuestra sección Variedades
Mantente informado en nuestros canales