El Balón de Oro es el máximo galardón individual en el fútbol, el premio que consagra a un jugador como el mejor del mundo. Pero su historia, lejos de ser una simple lista de los más grandes, es un terreno fértil para el debate y la controversia. A lo largo de los años, varias decisiones de los votantes han generado la sensación de que, en ocasiones, el premio no se entregó al jugador más merecedor, dejando una mancha en su prestigioso legado.
¿El solista o la orquesta?
Una de las primeras grandes polémicas que definió la naturaleza de este premio ocurrió en 1999. El Balón de Oro fue para el brasileño Rivaldo, que tuvo una temporada espectacular con el FC Barcelona. Sin embargo, muchos argumentaron que el premio debió ser para David Beckham, figura central del Manchester United que ganó un histórico triplete. La pregunta era clara: ¿se premia el brillo individual, como los 24 goles y 13 asistencias de Rivaldo, o el éxito colectivo? El podcast On The Bench resumió la polémica con una frase tajante: “Entiendo lo especial y bueno que era Rivaldo, era uno de mis jugadores favoritos; pero es el Balón de Oro, Beckham no solo ganó la Champions, también ganó la liga nacional y la copa”.
Este mismo debate resurgió con más fuerza que nunca en 2024. La victoria del español Rodri revivió la tensión entre la labor colectiva y el brillo individual. Rodri fue el motor de dos equipos campeones: el Manchester City que ganó la Premier League y la Selección de España que conquistó la Eurocopa, donde fue nombrado el Mejor Jugador del Torneo. Su premio fue un reconocimiento al trabajo del mediocampista que controla el juego desde el fondo, algo que él mismo validó: “Creo que, por regularidad, es lo más difícil en el futbol. Desde mi punto de vista el jugador más regular de esa temporada fui yo”.
Sin embargo, para muchos, el premio debió ser para Vinícius Júnior, que fue crucial en las victorias del Real Madrid en La Liga y la Champions League. Su caso representaba el brillo individual y los goles decisivos, mientras que la victoria de Rodri fue vista como una validación del trabajo "invisible" que se realiza en el centro del campo, un rol que a menudo queda en segundo plano.
Cuando la estadística engaña
Para muchos, el 2010 fue la decisión más debatida y dolorosa de la historia reciente. En un año en el que la selección española, con Xavi Hernández y Andrés Iniesta como cerebros, ganó la Copa del Mundo, el Balón de Oro fue para Lionel Messi. Aunque Messi tuvo un año espectacular a nivel individual, Iniesta y Xavi fueron los líderes que, con su visión y control, cambiaron la forma de entender el fútbol y dominaron tanto el club como la selección. Al reflexionar sobre esa votación, Xavi expresó: “en 2010 los votos fueron muy repartidos entre España… Para mí no hay ningún debate, cuando salió el sobre de Messi tuve una sensación de justicia”; pero no todos pensaron lo mismo.
El legendario entrenador José Mourinho afirmó que el Balón de Oro debió ser para Wesley Sneijder: “hizo el trayecto ganador de la Champions League, fue finalista del Mundial esa misma temporada”.
Las victorias inesperadas y las promesas incumplidas
La victoria de Luka Modrić en 2018 es un caso único, ya que rompió la década de dominio de Messi y Cristiano Ronaldo. La polémica no fue si se lo merecía, sino si era el jugador más influyente de ese año. Modrić ganó la Champions League con el Real Madrid y fue la figura de Croacia que llegó a la final de la Copa del Mundo. Sin embargo, sus números fueron opacados por los de Cristiano Ronaldo, que también fue campeón de la Champions, y Antoine Griezmann, que fue campeón del Mundial. La victoria de Modrić demostró que el premio podía valorar el trabajo de un mediocampista organizador sobre los goleadores, pero muchos sintieron que otros tenían más méritos.
El Balón de Oro de 2013 se sintió como una victoria robada. El claro favorito era el extremo francés Franck Ribéry, que venía de una temporada perfecta con el Bayern Múnich, ganando un histórico triplete. Sin embargo, el galardón fue para Cristiano Ronaldo, que, aunque tuvo un año fantástico en lo personal, no ganó ningún título importante con el Real Madrid. La polémica se intensificó cuando se reveló que el período de votación se había extendido, permitiendo que las actuaciones de Ronaldo en el repechaje para el Mundial influyeran en los votos finales. Años más tarde, Franck Ribéry declaró su frustración: “Fue difícil, incomprensible. Gané todos los trofeos, fui el mejor jugador de la Bundesliga, fui el mejor jugador de Europa… estaba en la cima, no podía hacer más”.
Estos casos no son simples errores en una votación; son reflejos de un debate más amplio sobre el valor real en el fútbol. La controversia ha despojado al Balón de Oro de su aura de infalibilidad, pero al mismo tiempo, la ha transformado en un tema de debate eterno que mantiene viva la pasión de los aficionados en todo el mundo.
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