El dominio de Max Verstappen en la Fórmula 1 no es solo porque sea un piloto con mucho talento, sino por la combinación perfecta de la filosofía de diseño de Red Bull y la forma en que él maneja. En la escudería han creado un ambiente técnico donde el coche está hecho para aprovechar al máximo el estilo único de pilotaje del neerlandés, una mezcla brutal que ha roto todos los récords.
La estampa de un visionario: el sello de Adrian Newey
La clave del éxito del coche RB empieza con la visión de Adrian Newey, el diseñador más influyente en la historia de la Fórmula 1. Su filosofía se centra en que el coche sea lo más eficiente en el aire posible, por encima de ser mecánicamente rígido. Sus diseños suelen usar mucho el concepto de rake (la inclinación del morro hacia abajo) para pegar el coche al suelo en la parte trasera.
Newey prefiere un monoplaza con mucha carga en la parte delantera, lo que permite al piloto una dirección muy sensible y precisa al tomar las curvas. Esto hace que el coche sea un poco "nervioso" en la parte trasera, pero a cambio da una velocidad en curva que pocos pueden igualar.
Un coche hecho a la medida del piloto
Lo que realmente hace la diferencia es que la forma de conducir de Verstappen encaja como un guante con el diseño del coche. Max es de los pocos pilotos que prefiere y puede controlar un coche con la parte trasera "suelta" (loose rear end o sobreviraje).
Esta característica, que sería inestable y lenta para casi todos los demás (incluido su compañero), le permite a Max girar el coche mucho más rápido en el vértice de la curva. Su habilidad para sentir el límite y hacer correcciones mínimas y veloces le permite ir siempre al borde de la pista. Así, el coche está diseñado para ser rapidísimo en sus manos, aunque sea casi imposible de conducir para otros.
Confianza, estrategia y libertad total
El secreto no es solo la máquina, sino el equipo humano que convierte las exigencias de Verstappen en victorias. Gianpiero Lambiase ("GP"), su ingeniero de carrera, es su socio más importante. Su relación se basa en la confianza absoluta y una comunicación muy directa. Lambiase es el que logra traducir lo que Max pide, a menudo de forma abstracta, en ajustes técnicos precisos.
El equipo de estrategia de Red Bull confía plenamente en que Max puede sacar el máximo provecho al coche en cualquier condición, lo que les da la seguridad para tomar decisiones arriesgadas (como paradas en boxes o undercuts) que otros equipos dudarían en hacer. Antonio Pérez Garibay afirmó que: “Red Bull es una marca que cuesta muchos billones de dólares… la empresa, la marca, el equipo es profesional, quieren ganar”, confirmando la mentalidad ganadora. Verstappen mantiene la calma y la concentración, declarando: “Disfruto lo que estoy haciendo. He estado esforzándome lo suficiente durante algunos años, pero tampoco exagero”.
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