Para muchos, la retirada de un deportista de élite representa el fin de una era y el inicio de un vacío. El propio Ronaldo Nazário lo expresó de forma poética al anunciar el final de su carrera: "siento este anuncio como mi primera muerte, es muy difícil renunciar a algo que te hizo tan feliz”. Sin embargo, el astro brasileño no buscaba un retiro tranquilo, sino una nueva pasión.
"Yo nací para el futbol y cuando me paré a pensar en ser entrenador me volví loco… quería algo más tranquilo, quería dedicar tiempo a mi familia, a mis hijos", declaró, explicando su decisión de no seguir en el banquillo y, en cambio, de enfocar su mente en la gestión. Con esta visión, Ronaldo emprendió un viaje para reinventarse, dejando de ser un activo para convertirse en un inversionista.
Los primeros pasos: lecciones de un empresario en formación
Las incursiones de Ronaldo en el mundo empresarial no comenzaron después de colgar las botas. Desde su fallido club nocturno en 1998 hasta su centro de fisioterapia en 2002, el “Fenómeno” fue experimentando, aprendiendo de sus aciertos y errores.
El exgerente de marketing del Corinthians, Luis Paulo Rosenberg, afirmó que Ronaldo ya era un hombre de negocios incluso en su etapa como jugador: "tenía un equipo que se ocupaba de sus contratos y, como ningún otro deportista, estaba muy consciente de cómo utilizar las ganancias que recibía”. No obstante, según Rosenberg, su compromiso empresarial ligado a la gestión del fútbol llegó después de que dejó de jugar, siendo el proyecto del Timao un anticipo de lo que vendría a futuro.
El salto a la gestión de clubes: de Valladolid a Cruzeiro
El punto de inflexión en su carrera como empresario llegó con la adquisición de clubes de fútbol, una estrategia que le permitiría aplicar su conocimiento del deporte desde la directiva.
En 2018, Ronaldo compró el 51% de las acciones del Real Valladolid, convirtiéndose en el presidente del club. El propio Ronaldo aseguró: "estuve estudiando gestión, marketing, mejoré mi inglés y esperé mi oportunidad en el fútbol", y que al surgir la opción de comprar el club español, le pareció la oportunidad perfecta. Con él al mando, el club vivió ascensos y descensos, en una lucha constante que, según él, lo hizo "sufrir cada fin de semana”.
Tras vender su parte en el equipo español en 2025, el astro dirigió su mirada hacia un proyecto aún más personal. A finales de 2021, compró el 90% de las acciones de su amado Cruzeiro, el equipo que lo vio nacer como futbolista. Su misión era rescatar al club de una grave crisis económica y deportiva.
El exgerente de marketing, Rosenberg, argumentó: “si hay alguien que puede remontar en Cruzeiro, es Ronaldo. Ya ha adquirido algo de experiencia y tiene un gran apoyo técnico. Es la persona ideal”. Con una gestión cautelosa, logró el ascenso y, tras cumplir su promesa, vendió su participación en 2024 a un grupo de inversores.
Un portafolio más allá del fútbol
A pesar de su profunda conexión con el deporte, Ronaldo ha diversificado su portafolio de negocios más allá del fútbol profesional. A través de su Ronaldo Academy, ha establecido una red internacional de escuelas para jóvenes talentos, y en 2014, se aventuró a comprar el Fort Lauderdale Strikers de la MLS, un proyecto que al poco tiempo quebró.
Esta etapa de prueba y error lo impulsó a explorar nuevos horizontes. El exjugador también fue uno de los pioneros en la inversión en e-Sports en Brasil, y ha apostado por diversas startups de tecnología que buscan fusionar el deporte con la digitalización. Desde la gestión de activos hasta las plataformas de fútbol digital, la trayectoria empresarial de Ronaldo Nazário demuestra que su ambición va mucho más allá de las canchas.
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