El tenis actual se juega con ropa diseñada para el rendimiento, pero hubo un tiempo en el que la indumentaria de los atletas era, por decirlo de alguna forma, una muestra de excentricidad. La evolución de la moda en este deporte es tan fascinante como las jugadas que se han visto en las canchas a lo largo de los años. Explorar sus orígenes permite apreciar no solo cómo han cambiado los estilos, sino también la enorme influencia que ha tenido este deporte en las tendencias de la alta costura.
La elegancia victoriana: el tenis como deporte de élite
En sus inicios a finales del siglo XIX, el tenis sobre hierba era un deporte de la clase alta. Debido a ello, los atuendos reflejaban la moda de la época. Según los registros históricos, no era inusual ver a las tenistas victorianas jugando con corsés ajustados, faldas que llegaban hasta el suelo y hasta sombreros. A pesar de lo incómodo, la etiqueta requería que los jugadores, tanto hombres como mujeres, vistieran de blanco. Este color, lejos de ser una simple elección estética, tenía un propósito funcional: disimular las inevitables manchas de sudor durante un partido.
La revolución de Suzanne Lenglen
No fue sino hasta la década de 1920 que la moda en el tenis comenzó a relajarse, en gran parte gracias a una de las pioneras del deporte. La tenista francesa Suzanne Lenglen desafió las estrictas convenciones de la época al aparecer en la cancha con faldas más cortas y, lo más revolucionario de todo, sin corsé. Este cambio no solo le ofrecía más libertad de movimiento, sino que también influenció la moda de su tiempo, estableciendo un paralelismo con el estilo flapper que ganaba popularidad fuera de las canchas.
Cuando la alta costura descubrió la cancha
La nueva estética de los uniformes de tenis no pasó desapercibida para los grandes diseñadores. Jean Patou y Coco Chanel fueron los primeros en tomar inspiración directa de la ropa deportiva de la época. En un momento en el que el deporte se popularizaba tras la Primera Guerra Mundial, los diseñadores comenzaron a ofrecer a sus clientes diseños más fluidos y con referencias a la ropa deportiva, fusionando por primera vez la alta costura con el atletismo de élite, una unión que se mantiene hasta hoy.
Del estilo a la función: la era de las grandes marcas
Actualmente, lo que visten los jugadores en la cancha se diseña con un único objetivo: ayudarles a ganar. Aunque las tenistas de hoy tienen la libertad de hacer declaraciones de moda con sus atuendos, como el tutú que usó Serena Williams en el Abierto de Estados Unidos de 2018, la funcionalidad es lo más importante. La ropa y el calzado están fabricados para mejorar el rendimiento, un principio que ha convertido la vestimenta en una industria multimillonaria dentro del deporte.
Los gigantes que visten el tenis de hoy
El tenis de 2025 es un ecosistema de grandes marcas y patrocinios. Marcas como Nike dominan el mercado de la vestimenta y el calzado, vistiendo a más jugadores top-10 que cualquier otra firma. Según los datos de la industria, marcas de equipamiento como Wilson patrocinan a figuras como Roger Federer y Aryna Sabalenka, mientras que Yonex apoya a Elena Rybakina. Por su parte, marcas de lujo como Rolex se han convertido en embajadoras del deporte, con el propio Carlos Alcaraz como uno de sus principales rostros.
El negocio detrás del deporte
El tenis profesional es un negocio global, y la indumentaria es solo una parte. En el circuito ATP Tour, el negocio se sustenta en grandes socios como Emirates (la aerolínea oficial), el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF) y Lexus (el automotor oficial). La colaboración entre el deporte y las marcas es tan estrecha que, por ejemplo, Verizon se convirtió en el primer patrocinador en telecomunicaciones en cubrir varios torneos en Estados Unidos. El Abierto de Australia ha mantenido un contrato millonario con KIA de 107 millones de dólares hasta 2028, demostrando la enorme escala de la industria.
Hoy en día, el blanco ya no es el único color dominante, y las raquetas son de alta tecnología. La moda ha recorrido un largo camino desde los corsés hasta los tejidos diseñados para el alto rendimiento. Sin embargo, su influencia cultural persiste, y las referencias a los uniformes clásicos de tenis siguen inspirando nuevas tendencias, confirmando que la cancha siempre será una pasarela.
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