Una cadena de intensos movimientos sísmicos estremeció las costas del sur de Filipinas el pasado viernes, sumiendo a la región en un estado de alerta.
El evento, según reportes de CNN, se originó en una vasta fosa oceánica frente al este del país, con una magnitud inusual.
El balance preliminar realizado por las autoridades determinó que al menos siete personas perdieron la vida en pueblos cercanos al epicentro, y se desplegaron operativos de emergencia.
Alertas y evacuaciones masivas en Filipinas
La preocupación se disparó rápidamente, no solo por la potencia de los sismos, sino por su proximidad temporal, lo que mantuvo a miles de ciudadanos en vilo.
La devastación estructural se reportó en diversas localidades, con casas, puentes y edificios dañados, si bien el alcance total de los destrozos aún está por determinarse.
El primer y más potente sismo, de magnitud 7,4, ocurrió en aguas cercanas a la ciudad de Manay, en la provincia de Davao Oriental.
La fuerza del temblor activó inmediatamente una alerta de tsunami que cubrió un radio de 300 kilómetros (186 millas) e incluyó las costas de Filipinas e Indonesia.
Aunque estas advertencias fueron levantadas posteriormente, la tensión se reavivó apenas siete horas después con un segundo temblor de magnitud 6,8 en la misma zona.
La agencia sismológica local, Phivolcs, emitió una nueva y urgente recomendación de evacuación, instando a los residentes costeros a buscar refugio de inmediato en terrenos elevados o el interior, ante la posibilidad de que el oleaje superara el metro de altura.
¿Qué se conoce sobre las víctimas?
Las pérdidas humanas se concentraron en las zonas próximas al origen del fenómeno.
De acuerdo con informes del funcionario de defensa civil Ednar Dayanghirang, al menos siete personas murieron en las ciudades y pueblos aledaños al epicentro del terremoto.
El recuento de fatalidades incluyó un fallecido por el colapso de un muro en Mati y dos personas que sufrieron ataques al corazón, según informó el funcionario de emergencias local Charlemagne Bagasol.
Además de las víctimas directas del sismo, tres mineros que buscaban oro en una excavación en las montañas al oeste de Manay perecieron cuando el túnel que ocupaban se desplomó a causa del movimiento telúrico, según detalló Kent Simeon, funcionario de rescate de Pantukan.
En Manay, las autoridades de desastres, como Richie Diuyen, reportaron que la sacudida, que duró entre 30 y 40 segundos, dejó casas y la fachada de una iglesia dañadas, así como carreteras y puentes agrietados e intransitables.
Las imágenes corroboradas por agencias internacionales mostraron a trabajadores saliendo de edificios, lámparas de tiendas meciéndose violentamente y gabinetes caídos.
Repuesta de las autoridades ante la emergencia
El presidente Ferdinand Marcos Jr. comunicó que los equipos de búsqueda y rescate estaban siendo movilizados tan pronto como la seguridad lo permitiera.
“Estamos trabajando las 24 horas para garantizar que la ayuda llegue a todos los que la necesitan”, afirmó en un comunicado, mientras las autoridades evaluaban la magnitud total de la catástrofe.
Este doble golpe sísmico es uno de los más intensos que sufrió el archipiélago en años y ocurre tan solo dos semanas después de un terremoto de magnitud 6,9 que causó 74 muertes en la isla central de Cebú, evidenciando una temporada de elevada actividad sísmica.
La persistente amenaza de réplicas llevó a Phivolcs a reiterar su advertencia para que las personas en las áreas afectadas permanezcan alejadas de la costa.
En algunas localidades, como en un colegio de Governor Generoso y en Davao, alrededor de 50 estudiantes tuvieron que ser trasladados a hospitales por lesiones, desmayos y mareos.
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