Elinor Lester, de 13 años, despertó sobresaltada por los truenos y el golpe del agua en las ventanas de su cabaña en el campamento cristiano ‘Camp Mystic’, en el sur de Texas.
“El campamento quedó completamente destruido. Fue realmente aterrador”, relató la joven, abrazada a un oso de peluche en el centro de emergencia donde fue trasladada junto a otras sobrevivientes, destaca el medio France 24.
El campamento, ubicado a orillas del río Guadalupe, pasó de ser escenario de actividades al aire libre a convertirse en el epicentro de una tragedia.
La madrugada del 4 de julio, una tormenta descargó casi 30 centímetros de lluvia, provocando una crecida histórica del río, que alcanzó los 9,9 metros, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Más de 750 niñas dormían esa noche en ‘Camp Mystic’. La mayoría logró evacuar, pero al menos 27 menores, muchas de ellas de entre 8 y 9 años, siguen desaparecidas. Las cabañas donde dormían las más pequeñas fueron las primeras en inundarse.
Michael, un padre de 40 años, recorre el campamento destruido con botas enlodadas y herramientas en mano. Busca señales de su hija de 8 años, una de las desaparecidas.
“Mi hija estaba aquí”, dijo, reconociendo una toalla con su nombre entre los escombros. Levantó también un peluche, una foto familiar y un brazalete de la amiga que dormía junto a ella y que ya fue declarada fallecida.
Las escenas se repiten a lo largo del río: árboles caídos, autos volcados y cabañas reducidas a barro y escombros. “Hay una inundación cada cien años. Esta fue la nuestra”, comentó Gerardo Martínez, restaurantero de la zona.
El gobernador de Texas declaró estado de emergencia. Equipos de rescate continúan la búsqueda, mientras padres como Michael no pierden la esperanza. “Espero un milagro”, repitió, entre el lodo y los recuerdos.
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