La teoría conspirativa del medbed volvió al centro del debate político en Estados Unidos luego de que el presidente Donald Trump publicara y posteriormente eliminara un video generado con inteligencia artificial.
El material simulaba un segmento del programa de su nuera, Lara Trump, en Fox News, donde se mostraba a un Trump digital prometiendo a cada ciudadano una “tarjeta medbed” que garantizaría acceso a hospitales equipados con supuesta tecnología de sanación avanzada.
El clip, diseñado para parecer un noticiero auténtico, mostraba al falso presidente afirmando que el país estaba por entrar en “una nueva era de salud” gracias a instalaciones médicas futuristas que devolverían la fortaleza y vitalidad a todos los estadounidenses.
Aunque borrado poco después de su publicación, el video encendió nuevamente las alarmas en torno a cómo teorías conspirativas y contenidos fabricados con IA se cruzan en el discurso político.
Orígenes de la teoría del medbed
El concepto de medbed ha circulado durante años en foros en línea de QAnon y comunidades conspirativas. Sus defensores aseguran que existen camas capaces de curar cualquier enfermedad, desde cáncer hasta trastornos degenerativos, y que esta tecnología habría sido desarrollada en secreto a partir de ingeniería inversa de naves extraterrestres recuperadas tras la Segunda Guerra Mundial.
Según estas creencias, gobiernos y élites mundiales habrían ocultado el acceso a la población general, reservando los beneficios de la supuesta innovación para círculos privilegiados.
Esta narrativa conecta directamente con la histórica desconfianza hacia las instituciones médicas y la fascinación por los ovnis, que alcanzó su punto álgido en el siglo XX en Estados Unidos.
De la conspiración a la comercialización
Con la popularidad de QAnon desde 2017, la teoría del medbed se consolidó como una de sus piezas centrales, alimentada por la idea de que Trump revelaría esta tecnología milagrosa.
En paralelo, versiones comerciales rudimentarias han aparecido en el mercado: desde colchonetas terapéuticas hasta dispositivos con supuestas funciones magnéticas o infrarrojas, promovidos en ferias holísticas y eventos frecuentados por simpatizantes conspirativos.
Especialistas advierten que no existe evidencia científica que respalde estas afirmaciones. Sin embargo, el reciente video publicado por Trump —aunque manipulado digitalmente— reaviva el atractivo de estas narrativas y su potencial de viralidad, especialmente en un contexto electoral donde los límites entre política, conspiración y desinformación parecen difuminarse cada vez más.
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