El café es una de las bebidas más populares en el mundo, gusta tanto porque combina efectos fisiológicos y psicológicos que la ciencia ha estudiado ampliamente.
La cafeína, su principal componente activo, estimula el sistema nervioso central al bloquear la adenosina, una sustancia que genera somnolencia. Esto provoca mayor estado de alerta, concentración y sensación de energía. Además, la cafeína incrementa la liberación de dopamina, neurotransmisor relacionado con el placer y la motivación, lo que refuerza la sensación de bienestar al consumirlo.
El café también contiene antioxidantes y compuestos bioactivos que contribuyen a la salud cerebral y cardiovascular, lo que lo hace aún más atractivo. Más allá de lo químico, beber café se asocia a rituales sociales y momentos de pausa que el cerebro interpreta como gratificantes.
Beber café de forma saludable
Beber esta bebida puede ser parte de un estilo de vida saludable si se hace con moderación y con algunos cuidados. El café es una de las infusiones más consumidas en el mundo y aporta antioxidantes que ayudan a combatir el daño celular, además de mejorar el estado de alerta y la concentración. Sin embargo, la forma en que lo tomamos influye directamente en sus beneficios.
Lo primero a tomar en cuenta es moderar la cantidad, lo recomendable para la mayoría de los adultos es entre dos y cuatro tazas al día, evitando excederse para no generar nerviosismo, insomnio o aumento de la presión arterial. También es importante evitar consumirlo demasiado tarde, ya que la cafeína puede afectar la calidad del sueño.
La manera de prepararlo influye en su impacto en la salud. Es mejor evitar añadir grandes cantidades de azúcar, jarabes o cremas artificiales, que convierten una bebida beneficiosa en una fuente innecesaria de calorías y grasas saturadas. Optar por endulzantes naturales en pequeñas cantidades, o acostumbrarse al sabor del café solo, puede ser una buena estrategia. Asimismo, usar leche o bebidas vegetales sin azúcares añadidos puede hacerlo más nutritivo.
Otro aspecto a considerar es la calidad del grano y el método de preparación. El café filtrado, por ejemplo, ayuda a reducir compuestos que podrían afectar el colesterol. Además, acompañarlo de agua y mantener una hidratación adecuada es clave, ya que el café tiene un leve efecto diurético.
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