Con el paso del tiempo, nuestro cuerpo produce menos colágeno y elastina, dos proteínas esenciales para mantener la firmeza, elasticidad y juventud de la piel. Esta disminución comienza alrededor de los 25 años y se acelera con la edad.
Diversos factores como la exposición al sol, la contaminación, el estrés, el tabaquismo y una alimentación poco equilibrada también contribuyen a la degradación de estas fibras. A medida que se reduce la producción de colágeno y elastina, la piel pierde su capacidad de mantenerse tersa y elástica, lo que da lugar a arrugas, flacidez y una apariencia más envejecida.
La regeneración celular se vuelve más lenta, dificultando la reparación natural del tejido cutáneo. Aunque este proceso es natural, se puede retrasar con hábitos saludables como el uso de protector solar, una buena hidratación, una dieta rica en antioxidantes y, en algunos casos, el uso de productos o tratamientos dermatológicos naturales que estimulen su producción.
Siempre joven
La centella asiática, también conocida como gotu kola, es una planta herbácea originaria del sur y sureste asiático, tradicional en la medicina ayurvédica y china, valorada por sus propiedades regenerativas y terapéuticas.
Su riqueza en compuestos bioactivos, especialmente triterpenos como asiaticósido, madecasósido, ácido asiático y madecásico, la convierten en un potente estimulante del colágeno y la elastina en la piel. Estos elementos actúan impulsando la síntesis de colágeno tipo I, proteína clave para mantener la firmeza, elasticidad y estructura dérmica, lo que reduce arrugas, líneas finas y flacidez.
Además de potenciar el colágeno, la centella asiática ofrece propiedades antioxidantes que combate los radicales libres responsables del envejecimiento celular. Su efecto antiinflamatorio ayuda a calmar irritaciones, rojeces y condiciones como acné o rosácea, mientras que favorece la microcirculación cutánea, mejorando la llegada de nutrientes y la oxigenación de los tejidos.
Se puede utilizar de forma tópica (cremas, geles, sueros con extracto o asiaticósido), oral (tés o suplementos) o en mascarillas caseras combinada con aloe o miel. El té activa la producción de colágeno y elastina desde el interior, ofreciendo un enfoque preventivo contra el envejecimiento.
En resumen, la centella asiática es un activo natural completo: estimula colágeno y elastina, protege frente al estrés oxidativo, calma la inflamación, mejora la cicatrización e hidrata la piel, convirtiéndose en un valioso aliado para combatir los signos del envejecimiento.
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