Desde hace mucho tiempo, el tenis de dobles ha sido un pilar de los torneos profesionales. Sin embargo, en el circuito y entre la opinión de los aficionados, siempre ha existido la controversia de si es una disciplina de élite o si es, como algunos han dicho, "un deporte aparte", con menos prestigio y exigencia que el tenis individual. Este debate, alimentado por hechos concretos y percepciones comunes, revela una profunda tensión sobre los valores y la jerarquía dentro de un mismo deporte.
El lado oscuro de la medalla
Quienes sostienen que el dobles es una disciplina menor basan sus argumentos, principalmente, en la brecha económica y la visibilidad. La disparidad en los premios entre el dobles y el singles es la prueba más contundente de esta percepción. Mientras un campeón de individuales puede ganar millones de dólares en un Grand Slam, una pareja campeona de dobles divide una fracción de esa cantidad. Esta diferencia financiera refuerza la idea de que es un "evento secundario".
Esta percepción no solo proviene de los analistas, sino de los propios jugadores. El tenista kazajo Alexander Bublik expresó abiertamente su desdén por la disciplina al afirmar: "Soy finalista de Grand Slam en dobles, ¿y qué? Ni siquiera sé donde está ese trofeo. Para mí, un título de Challenger es más importante". En ese mismo sentido, la tenista francesa de dobles, Kristina Mladenovic, declaró que es "vergonzoso" que otros participantes digan que solo juegan dobles para "divertirse" como preparación para los partidos de singles.
El arte de la conexión
Los defensores del tenis de dobles, especialmente los jugadores especialistas, argumentan que la crítica surge de la falta de comprensión de su complejidad. El dobles es, a su juicio, un juego de ajedrez rápido. La clave no es la potencia, sino la estrategia. Las parejas deben comunicarse constantemente, predecir el movimiento del oponente y coordinar su juego. Un solo movimiento equivocado puede ser decisivo, lo que requiere una toma de decisiones en fracciones de segundo.
A diferencia del juego individual, el dobles se juega predominantemente en la red, un área del campo que en el tenis individual se evita con frecuencia. Esto exige un conjunto de habilidades muy distintas: reflejos ultrarrápidos, anticipación y una gran técnica para volear y realizar remates. Por su parte, la química de la pareja es tan importante como las habilidades técnicas, ya que el éxito depende de la conexión y la comunicación no verbal entre los compañeros. El reconocido campeón de pádel, Fernando Belasteguín, entró en el debate desde otra perspectiva al afirmar que no se debe comparar el premio económico del tenis individual con el del doble, sino que "la comparación está entre el doble de tenis y el doble de pádel", lo que sugiere que cada disciplina tiene su propio valor.
La polémica sobre si el dobles es una "disciplina menor" no tiene una respuesta definitiva. Es un debate que refleja la tensión entre la visión tradicional del tenis como un duelo individual y la necesidad de valorar la evolución del deporte. Mientras que la disparidad económica y el estatus son un hecho innegable, la complejidad táctica y la habilidad que requiere el dobles lo convierten en una disciplina con un valor y una belleza únicos, apreciados por aquellos que entienden los matices de este juego de equipo.
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