Se le llama efecto rebote, luego de una dieta, al fenómeno que ocurre cuando una persona recupera el peso perdido tras finalizar el régimen, e incluso puede llegar a ganar más del que tenía al inicio. Este efecto se da principalmente por seguir dietas muy restrictivas que reducen drásticamente las calorías o eliminan grupos completos de alimentos.
Aunque estas dietas pueden generar una pérdida de peso rápida, no son sostenibles a largo plazo y no promueven hábitos saludables. Al terminar la dieta, muchas personas vuelven a sus antiguos patrones alimenticios, lo que lleva a un aumento de peso.
El cuerpo, al haber estado en “modo ahorro” durante la dieta, tiende a almacenar más grasa como mecanismo de defensa. También puede disminuir el metabolismo, dificultando la pérdida de peso futura. Es por ello que la pérdida de peso que se experimenta con estas dietas exprés, suelen deberse a la pérdida de agua y no a la pérdida de grasa.
Habla la especialista para bajar de peso
La experta nutricionista Ana Lucía expone que dejar los hidratos de carbono hará que bajemos de peso rápidamente, pero advierte que ese descenso es engañoso y temporal, y luego recuperarás todo el peso perdido.
El motivo es sencillo, se debe a que cuando eliminas hidratos como pan, arroz, pasta o papas, lo que pierdes principalmente es agua retenida en los músculos, no grasa corporal. Por cada gramo de hidrato consumido, el cuerpo retiene entre tres y cuatro gramos de agua. De modo que, al suprimirlos, baja la báscula rápidamente, pero la grasa continúa ahí. Es como pesar una esponja seca frente a una mojada: el líquido engaña.
Por eso el efecto rebote llega rápido. Un periodo de restricción estricta puede causar una bajada inicial, pero cuando reincorporas los hidratos, el agua vuelve y el peso también. Eso hace que el resultado sea insostenible a largo plazo.
Para lograr una pérdida de peso adecuada y duradera, Ana Lucía recomienda:
1. Integrar los hidratos en porciones adecuadas, no eliminarlos. Pan integral, arroz o papas pueden seguir en una dieta equilibrada.
2. Apostar por hidratos de calidad (integrales, fibra, cereales completos) en lugar de refinados.
3. Seguir una reducción moderada de calorías sin restricciones extremas, combinando macronutrientes equilibrados como proteínas, grasas saludables, fibra, micronutrientes.
4. Adoptar hábitos sostenibles como actividad física regular, buen descanso y una alimentación que no implique sufrimiento ni prohibiciones absolutas.
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