Microsoft dejará de emitir actualizaciones de seguridad y parches para Windows 10 en su versión 22H2 a partir del 14 de octubre.
Esto significa que millones de computadoras con este sistema operativo, incluyendo las versiones Home, Pro y Enterprise, quedarán expuestas a virus y ciberataques, lo que obliga a los usuarios a tomar una decisión crucial sobre la seguridad de sus datos.
Aunque los ordenadores con Windows 10 seguirán funcionando, con el tiempo y el descubrimiento de nuevas vulnerabilidades, la falta de actualizaciones se convertirá en un riesgo importante.
Esto empuja a los usuarios a dar el salto a Windows 11 para mantenerse protegidos y acceder a las últimas novedades del gigante tecnológico.
La trampa de Microsoft: o actualiza o compra un nuevo equipo
Para muchos, la decisión de cambiar de sistema operativo no será sencilla. Los ordenadores que no son compatibles con la versión más moderna de Microsoft requerirán que los usuarios compren un equipo nuevo, una opción que representa un costo significativo.
Para quienes no puedan o no quieran actualizar, la compañía ofrece una solución temporal con el programa Extended Security Updates (ESU), una extensión de soporte de un año.
Este beneficio puede ser gratuito si el usuario cumple con ciertas condiciones, como canjear puntos del programa Microsoft Rewards o usar la aplicación Windows Backup.
Sin embargo, después de este periodo, las actualizaciones de seguridad tendrán un costo. Para las empresas con grandes flotas de computadores, el gasto será todavía mucho mayor.
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